En la misma línea, según la entidad, el consumo interno de carne habría llegado en la primera mitad del año a 72,8 kilos por habitante por año, el más alto de los últimos 15 años, 10,2% superior al de hace un año y, por lejos, el nivel más alto del mundo.
Pero este auge de la producción de carne crea una ilusión ficticia pues, se hace a costa quedarse sin carne en el mediano plazo, dado que la mayor faena que no es acompañada por una mayor producción de animales, sino al contrario.
Según Ciccra, el nivel de faena es «preocupante e insostenible» puesto que se basa en matanza de hembras, en unas proporción que en la primera mitad del año casi alcanzó el 50% de lo liquidado, y desde hace 33 meses ininterrumpidos supera los límites críticos. Es que las hembras son, se sabe, la fábrica de carne.
Por otra parte, la alta producción de carne se viene apoyando mucho en los animales engordados en feedlots -un sistema subsidiado por las compensaciones de
La situación impactó muy fuerte en el stock de animales del país, que a fin del año pasado contabilizaba 57,7 millones de cabezas, 3 millones menos que un año antes, medidas por la cantidad de cabezas bovinas vacunadas contra la fiebre aftosa que registra el Senasa.
Según Ciccra, para en lo que va del año la caída del rodeo vacuno se habría profundizado, y los resultados de la primera vacunación anual antiaftosa del Senasa probablemente muestren un stock de menos de 55 millones de cabezas, 2,7 millones menos que a fin del año pasado.
Fuente:Cuencarural