Esta merma se trasladará a la recaudación que tendrá el sector «no menor» al 35% en comparación al año pasado según confirmó a momarandu.com el representante correntino en el INYM, Esteban Fridlmeier. «Es consecuencia del impacto climático que atacó a la producción primaria, con la sequía que sufrió la plantación de primavera y a la de otoño se la comió las plagas».
«Realizamos un plan en febrero donde recuperamos en un 30% o 40% la brotación que no tuvimos antes pero otra vez la sequía que se inició en marzo y duró hasta fines de mayo nos perjudicó», reconoció Fridlmeier, quien no buscó responsables por la situación sino que solo atinó a justificar diciendo que «no podemos manejar al clima».
Con respecto a las plagas, Fridlmeier aseguró que dos afectaron a la producción de la yerba: los rulos y los ácaros, el primero que prolifera cuando hay muchas lluvias como fue en octubre del año pasado durante la plantación de primavera y el segundo que surge en épocas de sequías como las que sufrió el sector durante marzo y mayo de este año.
Los ácaros, son un orden de artrópodos que pertenecen a la clase Arachnida (arácnidos, tienen ocho patas), son diminutos y alcanzan unos pocos milímetros de longitud. Hay ácaros en medios terrestres y acuáticos, incluso en el medio marino. Son en su mayoría depredadores, pero los hay fitófagos, detritívoros y parásitos; las garrapatas son hematófagas y son vectores de numerosas enfermedades infecciosas.
Fuente Momarandu.com