Las pampas del Mercosur constituyen una de las áreas más ricas en biodiversidad de pastizales del mundo, especialmente en el caso de las plantas y las aves que dependen de los mismos. Sin embargo, la expansión de la agricultura modera ha causado profundos cambios a esta escenografía a escala regional. La expansión de la soja, un cultivo marginal que no ocupaba más del 3% del área cultivada en los 70, hoy se ha convertido en el principal cultivo de
“Entre las consecuencias de la expansión agrícola está la relocalización del ganado y el aumento de la carga animal. Las fuerzas del mercado y la política presionan para la conversión de pastizales a cultivos, ya que la producción de carne no resulta tan beneficiosa como los cultivos”, dicen desde los orígenes del proyecto. Además, en aquellas áreas donde la ganadería extensiva es aún practicada, el manejo aplicado perjudica a varias especies del pastizal, junto con el uso indebido de agroquímicos, la quema frecuente y el reemplazo por especies exóticas.
Por eso, “la conservación de la biodiversidad depende de la integración en las prácticas agrícolas de una manera biológica y económicamente viable y sostenible. La tradicional ganadería extensiva es menos detrimental para los pastizales que la agricultura, ya que los animales necesitan el pastizal como base forrajera”, continúa el comunicado.
Desembarco
Teniendo en cuenta esta realidad poco sustentable en el largo plazo, varias ONG se juntaron para tratar de revertir la tendencia. En 2009 nace el acuerdo entre ACDI y Aves argentinas. “En mi caso hubo una incorporación a través del contacto con el Ing. Marino (de Aves argentinas), quien despertó en mí y en varios integrantes del grupo el interés por participar”, cuenta Carlos Hernández, referente del grupo ganadero PROGAN, última entidad en subirse al proyecto.
“Entonces, se empezó a estudiar la posibilidad de una certificación de la carne, para lograr un nicho diferencial y que nosotros seamos los comercializadores”, agrega.
“A cada uno le pega de una manera distinta el tema de conservacionista. Mi viejo era amante de los pájaros y reconocía el canto de cada uno, era un verdadero aficionado, y uno a eso lo va mamando. Por eso nos interesa todo tipo de producción en equilibrio con la conservación, ya que todos sabemos que cada vez que clavamos un disco modificamos el ambiente”, grafica Hernández.
La familia explota dos establecimientos. “El Dorado”, compuesto por unas 4.000 has. sobre la ruta 1 donde persiste una parte alquilada a arroceros de la zona, y el grueso, donde realizan ciclo completo y a veces compran algunos terneros para invernada. Viejas taipas arroceras -ahora potreros ganaderos- donde crecen pasturas que ayer eran plaga y hoy son un insumo vital, como el capín o la equinocloa. La posibilidad del riego y la sistematización del manejo del agua por canales y taipas, permite el riego todo el año usando especies de pasturas naturales. Es increíble, pero al adentrarse unos metros de la ruta, la biodiversidad impacta: todo tipo de aves, iguanas, víboras, yacarés y nutrias parecen posar para la foto de Campolitoral, demostrando que después de todo, el proyecto no es una utopía.
¡Vengan a ver!
A la propuesta se suma el campo “
Ventana al mundo
“Estas ONG ya tienen gente sensibilizada en países del primer mundo, y aunque a veces no son propuestas para todos los productores, pueden representar una salida exportadora interesante”, continúa diciendo el Ing. Aiello, quien admite que a muchos productores no les resulta fácil adaptar sus establecimientos para incorporar este planteo.
“A nivel del fraccionamiento de los ecosistemas, es importante saber usar los pequeños lugares, inclusive las banquinas, ya que la carne del pastizal tiene un sello de calidad propio. Por eso, este proyecto tiene varias salidas. A nivel ambiental y a nivel de gusto se mantiene, porque quienes probaron la carne de pastizal, saben que es mejor, y eso se podría seguir explotando”, agrega.
Si bien el proyecto entusiasma, todavía falta camino por recorrer. Para el Méd. Vet. Máximo Marani, otro de los impulsores, falta sumar la parte biológica respecto de las especies de aves para completar el círculo. “Muchas veces estas variables van de la mano y lo vamos descubriendo. Nos falta perfeccionar el conocimiento sobre los ciclos de cada especie para sacar un máximo provecho”, especifica.
El ecoturismo es otra variable a explotar, para lo cual se debería integral toda la cadena turística costera, lo que permitiría explotar el recurso de manera más completa. Hay muchos europeos que vienen a cazar, pero también hay muchos que vendrían a realizar el avistaje de aves. Las buenas prácticas fomentan un círculo virtuoso a futuro y capitaliza el campo.
Barreras
Existen un número de barreras para integrar exitosamente la conservación de la biodiversidad y la ganadería extensiva. Estas incluyen, la ausencia de información sobre el manejo del pastizal con criterios de conservación y producción combinados; la ausencia de capacidad técnica para orientar, adoptar y asistir a la producción con técnicas de manejo de los pastizales; la ausencia de incentivos de mercado para la ganadería de pastizales; y la omisión de la política sobre el sector y de los esquemas de regulación de medidas destinadas a la conservación y el uso sostenible de la biodiversidad.
“El proyecto tiene como meta conservar la biodiversidad del pastizal y proteger servicios ecosistémicos vitales, a través del desarrollo de una estrategia que combina conservación con producción. Además, se propone asistir al Gobierno nacional en sus esfuerzos para desarrollar, diseminar y promover la conservación de la biodiversidad mediante su integración con la ganadería de pastizal en las áreas de alto valor de
Componentes
Se apunta a la incorporación de prácticas de manejo específicas, como el ajuste de la carga y los esquemas de rotación, sumado a una estrategia de mercado dirigida a un sistema de producción animal responsable. El modelo se concibe como un sistema integral no solo considerando los beneficios para la biodiversidad sino también la sustentabilidad económica y social. Está claro que un incremento en la biodiversidad de los pastizales va en un aumento en los ingresos de productores ganaderos.
En esta etapa, pretende validar el modelo en sitios piloto y fortalecerlo mediante el desarrollo de un esquema de certificación de “carne de pastizal”. Se espera que participen 16 productores en los 4 sitios piloto (Bahía de Samborombón, Buenos Aires; Gualeguaychú, Entre Ríos; San Javier y Alejandra, Santa Fe; la cuenca del Arroyo Aguapey, Corrientes).
Finalmente, intentan proponer una política para el sector y un esquema regulatorio que promueva la adopción del modelo, comprometiendo a múltiples sectores para obtener el apoyo de políticas públicas y privadas, desarrollando una estrategia para la conservación y el uso sustentable de la biodiversidad de los pastizales.
Fuente: Litoral.com