Pero al menos esta coyuntura desfavorable brindó el escenario adecuado para que despertaran las inteligencias que posicionaron la actividad como líder en el mundo, y, ante la presunción de que se podía ingresar sin remedio en una situación de quebranto masiva, se sentaron las bases para que el presente sea llevadero y el futuro, más previsible.
El año pasado, la citricultura fue una espectadora privilegiada de los incendios que se generaron en la mayoría de las actividades productivas del país, afectadas por el brutal impacto de la crisis del campo, en el primer semestre, y la crisis internacional, en la segunda etapa. Mientras la economía zozobraba y se vislumbraba un tembladeral político en el país, los productores-exportadores de limón silbaban bajito para no llamar la atención. Tenían motivos para pasar desapercibidos, ya que se dieron el lujo de exportar nada menos que unas 400.000 toneladas de limón, a precios que promediaron los U$S 15 por caja de 18 kilos, valores notablemente superiores a los que se acostumbran en la actividad. También fueron muy elevados los precios de la fruta que se destina a la industria, ya que se pagó a U$S 210 la tonelada. Para rematar, esperaban que el gobierno del ex presidente estadounidense George W. Bush diera los pasos necesarios para que el limón hubiera podido reingresar al mercado norteamericano en el presente año, pero la asunción de Barack Obama al poder en Estados Unidos obligó a postergar todo. Casi, casi, un año perfecto.
Sin embargo, hacia fines de 2008 ya se visualizaban indicios de que 2009 iba a ser bien distinto. La crisis externa hacía mella las economías de los países compradores de los cítricos tucumanos, y España preanunciaba una supercosecha que amenazaba con inundar los mercados, aún en contraestación. Estos pronósticos agoreros finalmente se cumplieron y se hizo de noche para la citricultura tucumana, que pasó de los festejos a una profunda preocupación.
Para empezar, se estima que en la presente temporada se exportará un 60% menos de fruta fresca que en 2008, de manera que apenas se enviarían al exterior unas 180.000 toneladas de limones (hasta el último domingo de julio, se llevaban registradas exportaciones por un total de 160.000 toneladas del citrus, cuando a igual fecha del año pasado se habían exportado nada menos que 332.000 toneladas). El precio de la fruta también es más bajo que el año pasado, y promedia unos U$S 11 por caja de limones. Las diferencias también son marcadas en lo que a fruta para industria se refiere, ya que en la temporada 2008 las fábricas pagan U$S 210 la tonelada y ahora unos U$S 115 la tonelada de limones. Este último valor no es tan malo, si se considera que hoy la demanda industrial de los cítricos es prácticamente nula.
Cuando los citricultores se dieron cuenta de que se iba a desplomar la demanda externa e interna de su fruta, decidieron poner en marcha un sistema para exportar sólo mercadería de calidad, mediante el cual las mismas empresas exportadoras se ocuparían de realizar controles en los empaques. El resultado fue una oferta más reducida, equilibrada y organizada, que le permitió al sector neutralizar un poco las pérdidas, porque el precio de la fruta fresca se mantuvo más o menos estable, pese a que los mercados eran bombardeados por los remanentes de la fruta española y por los limones argentinos. Sin dudas, el negocio de los citricultores tucumanos es «salir hechos» en la presente temporada, especialmente luego de las fenomenales heladas que se registraron hace un par de semanas, y que dañaron con dureza el limón.
La caída de las exportaciones impactó en los empaques de limón que funcionan en nuestra provincia, que esta campaña operan en dos turnos y no en tres, como es habitual. Lo singular es que estas empresas no se vieron obligadas a propiciar despidos o suspensiones a parte de sus trabajadores debido a la menor actividad, ya que buena parte de los temporarios que se ocupan de acomodar limones en cajas durante la cosecha de la fruta directamente ni se presentaron este año en los empaques. Así, perdieron su antigüedad y les hicieron un favor a sus patrones.
Para el año próximo se espera que retornen las condiciones favorables para la citricultura, a partir de un mundo menos traumatizado por la crisis y de un incremento en la demanda de artículos como el limón, que podría venir apuntalada por el codiciado mercado de Estados Unidos.
Fuente: La gaceta-Tcumàn