Como venimos sosteniendo, el tiempo que dure la política de regular el mercado de ganados y carnes será una época en que los productores decidirán con pié de plomo cualquier planteo de crecimiento.
Quedó plenamente demostrado que desde la estampida de los precios de la hacienda en febrero, los vientres mantuvieron y aún poseen un atraso promedio de su valor en alrededor del 30 al 25% respecto a la relación histórica con las otras categorías.
De igual modo, pese a que los valores parecen buenos para invertir, el 11 de junio en el remate del Rosgan quedaron muchos vientres sin poder venderse.
Se puede inferir que este primer eslabón de la cadena ganadera precisa algo más que buenos precios de los terneros.
Primero, los ciclos productivos son anuales luego de esperar casi tres años el inicio productivo de una vaca.
Segundo, suele ser difícil lograr una eficiencia razonable de un rodeo de cría por cuestiones principalmente sanitarias.
Tercero, el nivel histórico de inversión medido en dólares es el más alto que cualquiera conozca, y cuarto, la certeza de cómo se desenvolverá la política cambiaria en las manos de un posible nuevo gobierno no existe.
Otro tanto se puede atribuir a una importante zona ganadera que sufre una sequía que comienza a ser severa.
Disponibilidad forrajera
Se puede decir que se presentan dos situaciones opuestas en la zona ganadera más importante del país, una con sequía persistente desde marzo en buena parte de Córdoba, todo el territorio de las provincias de San Luis y de La Pampa, oeste y sur de Buenos Aires.
El caso contrario se observa en todo el centro y este de la pampa húmeda con condiciones óptimas de agua en el perfil del suelo, y por consiguiente una buena receptividad ganadera.
De la misma manera que se comenzarán a sumar hectáreas de la zona de islas de Entre Ríos, con aguas que culminarían de retirarse a comienzos de la primavera. Las islas poseen una receptividad estimada en más de un millón de cabezas y se usan mayormente para engorde. En tanto en las zonas del NEA y NOA la situación es normal.
Invernada
Con valores estables en la zona pampeana y una marcada disminución de la oferta en cantidad y en calidad. Muchos lotes que se comercializan en esta época son cola de parición y es más costoso conseguir lotes parejos.
Puede parecer que existe cierta baja de los precios aunque consideramos que no es así, por el contrario los lotes homogéneos y de calidad se colocan con facilidad en valores superiores a los 8 pesos el kilo por terneros de destete.
También en ventas particulares hacen regir la tabla de precios con relación al peso para evitar pagar precios muy altos por animales pesados. Hay operaciones que se comienza a bajar 5 centavos cada 5 kilos arriba de 200 o 210 kilos según la categoría.
Suponemos, como lo decimos en casi todos los informes, que con una normalización de lluvias en la zona de sequía y una evolución normal en el resto del territorio la oferta forrajera de primavera presionará a la suba los valores de la invernada.
Cría
Otro motivo de por que cuesta vender vaca preñada, es que existe un cierto temor de que los precios de los reproductores sobrepasen la relación de valores de otras campañas.
En julio comenzarán los remates de toros que desengañarán a los criadores de los precios que tendrán que pagar para cubrir a sus vientres.
El año pasado el valor promedio rondaba los 3.000 pesos, y para este se espera que los toros promedien los 6.000 pesos. De todas formas hasta que no se larguen los remates esto es una suposición, ya que no descartamos que el promedio sea aún mayor.
En 2009 hacían falta 5 o 6 terneros para alcanzar los 3.000 pesos, hoy 5 terneros representan 7.500 pesos.
Esta expectativa motiva consultas por los costos de técnicas como la sincronización de celos e inseminación artificial. Inseminar 100 vacas con dos sincronizaciones de celo, y la aplicación de 150 dosis de semen de un toro de un valor accesible, tendría un costo que rondaría los 120 a 150 pesos por vaca.
Se supone que cubriría un mínimo de 75 vacas para luego tener que repasar con toros.
En cuanto a los arrendamientos, se ofrecen campos de mayor extensión en la cuenca del salado en comparación de otros años, y se pide por ellos de 70 a 80 kilos por hectárea. Si los campos cuentan con una receptividad de 0,8 a 1 equivalente vaca por hectárea se convalidan estos números.