Aún cuando todavía existen objeciones y resistencias, sobre todo en algunos países de la Unión Europea, tras 13 años de comercialización los cultivos transgénicos siguen su avance sostenido en distintos escenarios agrícolas del mundo. Los datos estadísticos más confiables indican que al concluir el 2008, la superficie sembrada con especies genéticamente modificadas ascendió a 125.000.000 de hectáreas, dejando así atrás el registro del 2007, cuando la sumatoria indicaba 114.000.000 de hectáreas, incrementándose en consecuencia un 9,65%. En cuanto a los productores que los adoptaron, el año pasado sumaron 13.300.000 (90% entre pequeños y medianos) diseminados en 25 países (15 en desarrollo y 10 industrializados), frente a 12.000.000 del ciclo antecesor (+ 10,83%), quienes los habían labrado en 22 naciones. Estos guarismos nos indican que el 8% de las tierras productivas del planeta se destinaron a estas simientes.
El pormenor más significativo del último informe oficial, reside en que el continente africano cuyo único antecedente obrante era el de Sudáfrica (en 2007, incursionó en algodón, maíz y soja) sumó en 2008 a Burkina Faso con la introducción de algodón Bt y, Egipto que lo hizo en maíz también Bt. Los resultados registrados en ambas experiencias resultaron positivas en materia de rendimientos y, alentadoras con respecto a las probabilidades de evolución en la producción en la región más postergada del planeta. Las experiencias citadas no sólo constituyen una referencia para dichos países, sino que está concitando la atención de estados vecinos, interesados sus gobiernos de revertir la postración imperante.
En Sudamérica el debutante en la implantación de transgénicos durante el año pasado fue Bolivia, en este caso se hizo con soja RR (resistente a glifosato). En cuanto a nuevos cultivos transgénicos la novedad se dio en remolacha azucarera resistente a herbicidas, la primicia estuvo a cargo de Estados Unidos y Canadá.
Donde el área se mantiene estable es en el ámbito de la Unión Europea, allí solo está autorizado el maíz modificado con la incorporación del “bacillus thuringiensis” Bt, ocupando una superficie de 107.000 hectáreas. Sobre el particular, cabe decir que la misma extensión que dejó de cultivar Francia, (producto de la suspensión de la normativa que facultaba el uso restringido) se compensó en la misma proporción, con la ampliación del área en otros siete países de la comunidad. Estados Unidos presenta la supremacía absoluta en cuanto a superficie biotecnológica se refiere, con sus 62.500.000 hectáreas representa exactamente el 50% del total mundial.
La soja es la especie vegetal más expandida como organismo modificado, le sigue en importancia el algodón el que alcanzó el 46 % de los 34.000.000 millones de hectáreas sembradas en todo el mundo. Luego se ubica el maíz, que registra con OGM el 24 % de los 157.000.000 de hectáreas implantadas en el mundo con dicho cereal, el cuarto puesto es para la colza, que de las 5.900.000 hectáreas cultivadas con esa oleaginosa 1.180.000 (el 20%) se hizo con variedades transformadas por la biotecnología. En tanto que dentro de los cultivos más importantes, es inminente para el 2011 el advenimiento del arroz dorado, un transgénico con vitamina A.
En los últimos meses la prensa universal viene dedicando amplio espacio a noticias que conmueven a la humanidad. Al respecto yo abordé la temática en dos editoriales: “Escalofriante: 1.020.000.000 padecen hambre” (15.09.09) y “Es menester que para el 2050 la producción agrícola incremente como mínimo un 70%” (30.09.09). Las Naciones Unidas a través de la FAO vienen planteando con gran preocupación estos tópicos, mentalizando a los mandatarios del todo el orbe y, sobre todo poniendo énfasis sobre los poderosos del G-8, exponiendo el diagnóstico, pero esencialmente explicitando las acciones a desplegar.
La predica sumada a las revelaciones inexorables, hacen que los líderes políticos, aún los más remisos a justipreciar los beneficios de conocimientos y avances biológicos aplicados a procesos tecnológicos, están observando cada vez con más nitidez, que los organismos, genéticamente modificados “OGM”, se constituyen en los grandes protagonistas de la solución a cuestiones sociales de gran importancia, como la seguridad alimentaria y la sustentabilidad. Mal que les pese a fundamentalistas, la biotecnología está aportando soluciones a los crecientes desafíos de la agricultura: acrecientan el rendimiento de las cosechas, lo cual amplía los stocks de la oferta de alimentos, posibilita el aprovechamiento del potencial de cada ambiente, optimizando sus condiciones y concibiendo cultivares más resistentes a las circunstancias adversas, como insectos, malezas, enfermedades, etc.
Hay derivaciones de la utilización de transgénicos que no se evalúan adecuadamente; con frecuencia se habla de los efectos negativos del uso de los agroquímicos, obviamente no estamos hablando de “agua bendita”, pero ningún análisis puede interpretarse objetivo, en tanto y en cuanto no se considere cuan funesto sería para la humanidad si no se emplearan. Traigo esto a colación, a los efectos de expresar que con la utilización de OGM, disminuye considerablemente la cantidad de pesticidas a esparcir, comparativamente para obtener la misma producción. Como ejemplo basta señalar que con lo Bt, se reduce sustancialmente la aplicación de insecticidas y, con la resistencia a glifosato, el uso de este principio activo pese a su formidable crecimiento, baja más aún el empleo de otros; para sembrar soja convencional, la cantidad de sustitutos cuando menos se duplica y, el costo multiplica.
Los dividendos brindados por los cultivos transgénicos desde su advenimiento en 1996 son elocuentes, no obstante lo que se espera de ellos es mucho más. La biotecnología está pronta para ingresar en una segunda faz que ya ha comenzado insinuarse con los genes apilados, los primeros están disponibles, siendo solo el comienzo de la etapa que ya en su instancia experimental cuenta con materiales de 8 eventos incorporados a una misma planta. Como detalle ilustrativo, cabe mencionar que durante el año pasado los cultivos con dos o más modificaciones genéticas crecieron el 23%. Por otra parte, las proyecciones de los expertos internacionales, auguran que para el 2015 se cuadruplicarán la cantidad de cultivares transgénicos comerciales.
Para entonces, las creaciones biotecnológicas contemplaran semillas resistentes a sequía, como así también con atributos nutricionales superiores a los ahora conocidos y, mayor tenor de elementos, como aceites, proteínas y almidón. Todas estas variaciones tendrán su relevancia, pero seguramente donde las expectativas adquieren una singularidad especial es en el capitulo de la sequía, producto de las limitantes que repercute la falta de agua, cuando de aumentar la productividad agrícola en el planeta se trata.
En esa dirección, estudios conjuntos que vienen realizando las multinacionales BASF y Monsanto, han posibilitado que sus investigadores hayan identificado el gen bacteriano que trasladarán al maíz, el que permitiría al cultivo prosperar mejor en ambientes de clima seco. El descubrimiento ha sido bautizado como cspB, estando previsto que para el 2012 vea la luz el primer híbrido comercial con dicho gen. Científicos de distintas corporaciones, como de la Universidad de Adelaide, Australia, están indagando sobre obtenciones tolerantes a la sal, si esto se concreta en un futuro más distante, será una contribución trascendental, que viabilizará poner en explotación tierras ahora improductivas.
América han aventajado contundentemente al resto del mundo en materia biotecnológica, con la fuerte apuesta impulsada en 1996, ubica a los países que desde entonces la vienen desarrollando como grandes referentes. En los primeros 12 años el nuevo continente plantó con OGM 80.000.000 de hectáreas, (una superficie 30 veces la extensión de Gran Bretaña).
Fuentes Pregón Agropecuario.