Primero fue el conflicto desatado desde la resolución 125 impulsada por el gobierno central; luego la crisis financiera internacional, que tiró abajo los precios de los commodities; y por último, como si fuera poco, una sequía que sufrió el país de pie a cabeza y que arrojó una campaña para nada estimable. Sin duda alguna, 2008 no fue un año que los chacareros quieran recordar felizmente, y por lo que hoy se avizora, este 2009 tampoco se perfila mucho mejor.
Muy lejos quedaron hoy los tiempos de bonanza que comenzó a vivir el campo después de la devaluación de 2001, y el mercado inmobiliario rural da cuenta de ello. Según un informe de
Pero, ¿qué pasó con ese escenario claramente alcista de los precios de los campos en el que nadie se quería desprender de la gallina de los huevos de oro? La respuesta, en principio, es simple, y deja entrever de antemano una baja en los valores de los terrenos. «Hoy el mercado está muy quieto y con mucha incertidumbre. Nosotros vislumbramos una caída en los precios desde septiembre de
A modo de ejemplo, para la zona núcleo, entendida como el corazón de
Sin embargo, las cosas no son estrictamente como parecen. Según Fitz Gerald, se debe prestar atención sobre dos cuestiones. Por un lado, la crisis que sufre el campo desde el año pasado dejó hoy al descubierto que los altos precios de los campos no estaban del todo asincerados.
«En esos días estaba lo que desde el sector denominamos ‘la espuma de los precios’. Por ejemplo, si una hectárea valía u$s12.000, te pedían u$s16.000. No eran tampoco ventas formales, sino que si había alguien que venía y ponía esa plata, el propietario directamente vendía», explicó.
La misma observación hizo Ciro Castagnino, titular del broker inmobiliario rural Dau S.A. «En la zona núcleo bajaron bastante, porque algunos valores ya eran exorbitantes, con precios de hasta u$s22.000 por hectárea. Algunos propietarios retiraron campos a la venta y otros bajaron a precios más razonables. El tiempo hace ver que el precio está fuera del mercado», señaló. Sin embargo, para el titular de Dau, en esta conducta de sobrevaluación también entran en juego factores sentimentales que ligan al productor con el campo por medio de una tradición familiar de pertenencia.
El segundo punto que remarcó Fitz Gerald está atado a la incertidumbre de los chacareros que tiene como consecuencia la paralización del mercado inmobiliario rural. La ecuación es la siguiente: «Como no hay operaciones de compra y venta, la caída de los precios del 15% es virtual», sintetizó. No obstante, el empresario señaló que «la oferta, al no ser para nada pobre, hace que no haya una caída que se pudiera notar aún más».
¿NUEVAS OPORTUNIDADES?
“A río revuelto, ganancia de pescadores” quizás esta sea la frase más indicada para referirse a las oportunidades de negocios que surgen cuando las cosas no van del todo bien. Sin embargo, no grafica de la mejor manera la situación del mercado inmobiliario rural.
Es que, si bien por un lado los precios de los campos siguen en baja, la incertidumbre que reina entre los productores se traduce en un mercado en plena retracción. Según Fitz Gerald, «hay muy pocos inversores que salen a comprar campos en busca de oportunidades, porque por lo general los que olfatean negocios lo hacen cuando hay también gente que vende, y eso actualmente no está ocurriendo».
En este sentido, el empresario señaló que el interés vendedor se reduce a algunos grupos grandes que a causa de la sequía y de la falta de financiación se ven obligados a desprenderse de algunas tierras para que le cierre la ecuación económica.
«Son por lo general algunos inversores que en los últimos diez años compraron muchos terrenos – hablamos de
Pero Castagnino no piensa lo mismo. Según el titular de Dau, serán las superficies más pequeñas las que primero saldrán a la venta. «Los productores de campos más chicos van a vender más porque no tienen espalda para aguantar la crisis. Esto se trata de quién puede aguantar y quién no», sentenció.
A su vez, Castagnino consideró que surgirán oportunidades de compra y venta, pero que esto dependerá del precio de los commodities y de la cosecha de la nueva campaña. Además, el empresario vislumbra que este año debería empezar a rearmarse el mercado; en tanto que Fitz Gerald, por el contrario, cree que «sólo si se clarifica el conflicto entre el campo y el gobierno se va a vender un poco más, pero no hay ninguna luz que indique que vaya a mejorar la situación», y estimó que «hasta después de las elecciones no va a haber ningún tipo de operaciones».
¿QUÉ PASÓ CON LOS ALQUILERES?
La realidad con respecto a las operaciones de alquiler de campos es aún más inquietante. «Es una película totalmente distinta. Hay una baja muy importante, sobre todo en zonas marginales, donde casi el total de las operaciones se acuerda todo a porcentaje», graficó Fitz Gerald.
Por otra parte, alertó que «en
“La incertidumbre que se vive es total”
Si bien la baja en los precios de los commodities y la convulsión internacional dejan un panorama sombrío y reducen el margen de acción, es bien sabido que el campo está en mucha mayor medida expectante a las medidas que a nivel nacional toma el gobierno de Cristina Fernández de Kirchner.
Así las cosas, el acopiar hasta que aclare es un comportamiento que se repite como fórmula matemática en el sector y que impacta de lleno en la quietud que vive desde hace un año el mercado inmobiliario rural.
«La incertidumbre que se vive es total y se refleja en el mercado, sin operaciones y sin toma de decisiones por parte de propietarios e inversores. Vivimos una etapa de congelamiento de decisiones en lo que respecta a la compra y venta de campos», graficó Eduardo Fitz Gerald, vicepresidente de Compañía Argentina de Tierras S.A. Y de muestra basta con un botón: «En todo 2008, logramos cerrar sólo dos operaciones y este año todavía ninguna», comentó.
Lo cierto es que la gran desconfianza que reina en el sector por las medidas que se toman puertas adentro dejó empotrados a los chacareros en un marco de indecisión que los llevó a diferir las decisiones de compra – venta. «Por el momento, nadie va a tomar decisiones por muchos motivos. En principio, si un propietario vende después no sabe qué hacer con la plata. Y en segundo lugar, porque muchos inversores están esperando a que se reacomoden los precios para comprar», razonó Fitz Gerald.
Según el especialista, como se trata de operaciones de montos importantes, puede que las decisiones se paralicen aún más.
Fuente:Rafaela.com