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La iniciativa, que lleva la firma de otros 9 legisladores, toma en cuenta la involución del algodón en los últimos cinco años agrícolas, en la que se registra una preocupante disminución de la superficie sembrada y la consecuente caída drástica de las cosechas.
Las alarmantes cifras hablan por si mismas, mientras que en 2004 la superficie sembrada rondaba las 400 mil hectáreas, hoy se encuentra 298 mil. “Esto se debe al avance de la soja sobre los demás cultivos, debido al incremento de los valores de cotización en los mercados internacionales”, argumenta el texto del proyecto y prosigue: “Lamentablemente, la necesidad de ganancias de algunos productores y el exceso de ambición en otros hizo que no se tuvieran en cuenta los aspectos negativos de la soja”.
La normativa, además de contemplar la necesidad de potenciar un cultivo industrial, disparador de la actividad económica y generador de trabajo como el algodón, se sumerge en el daño social y ambiental permanente que provoca la soja. En este sentido no dejan de llamar la atención sobre el impacto que en el medio ambiente y la población tiene el glifosato, dado que sin este cuestionado herbicida dicho cultivo prácticamente no subsistiría.
Otro de los aspectos dolorosos que recoge la iniciativa es la expulsión e los pequeños productores y “habitantes históricos de nuestras tierras provocado por las grandes corporaciones, a través de los pools de siembra para incrementar los rindes de la soja”, concluye.
Acompañan el proyecto los diputados de Corrientes, José Arbo; de Chaco, Sandra Mendoza, Alicia Terada, Carlos Ulrich, Viviana Grivarello y Pablo Orsolini; de Santiago del Estero Jorge Oliva; de Santa Fe, Alejandro Rossi y de Formosa, Graciela de
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