La locomotora china sigue a toda marcha y quiere arrastrar a la Argentina. Pese a la crisis internacional, los 1300 millones de habitantes que tiene este país van a sostener, este año, un nivel de crecimiento económico que, aunque ralentizado si se lo compara con las tasas astronómicas del 9% de otras épocas, igual rondaría el 7 por ciento. Una cifra alta frente al derrumbe en Europa y los Estados Unidos. Paralelamente, los chinos van camino de reafirmarse como una aspiradora mundial de alimentos.
China tuvo una explosión de consumo y de urbanización en los últimos años, que sumó 200 millones de personas por año en todo su territorio a las ciudades. Los chinos quieren comer mejor: van por más proteínas para su dieta, que tiende a ser de mayor valor económico.
En este contexto, la soja, commodity que ha marcado en los últimos años la relación de China con la Argentina, Brasil y los Estados Unidos (que le venden el 99% de la oleaginosa que adquiere), tiene por delante una perspectiva favorable. China va a seguir comprando mucha soja. Los mismos funcionarios del área de agricultura de este país, que asistieron anteayer a la inauguración del World Soybean Conference Research VIII, lo dijeron en estos términos: “Necesitamos soja y alimentos”, dijo el ministro de Agricultura, Liu Jiang.
“De manera permanente, China va a seguir incrementando su importación. Su demanda podría pasar de los 38/40 millones de toneladas a 45 millones de toneladas” (18%), señaló Rogelio Pontón, responsable de información y estadísticas de la Bolsa de Comercio de Rosario. Pontón vino a China junto con 89 personas. La Argentina tiene en el mencionado congreso la tercera delegación en importancia, después de China y los Estados Unidos. Veinticinco de sus participantes son disertantes y tiene el stand más grande, con 90 metros cuadrados. La Fundación Export Ar coordinó el espacio argentino junto con la Asociación de la Cadena de la Soja y Proargex.
Varios factores conducen al sostenimiento de la importación de soja por parte de China. Su producción interna, que desde hace una década fluctúa en un rango de 8 a 9 millones de hectáreas (llegó a 9,5 millones en 2008) y 15 millones de toneladas (fue de 16,5 millones de t el año pasado), está limitada por cuestiones de productividad y espacio, pese al impulso a nuevas áreas. China es el cuarto productor mundial de soja, detrás de los Estados Unidos, Brasil y la Argentina.
“Están obligados a importar de por vida”, expresó Pablo Adreani, director de Agripac, otro disertante argentino. Pontón recordó que hace cinco años los chinos compraban a nivel global 20 millones de toneladas de soja, casi la mitad que hoy.
Fuente: La Nacion