17.12.13. "En contra de la sojización", una frase muy divulgada por las organizaciones campesinas, las mismas que exigen permanentemente al Gobierno la compra de más tierras para asentamientos, que luego, según un informe del Indert, son arrendadas por los mismos campesinos a colonos brasileños para la producción de soja.
Tal es el caso del asentamiento "Chino’i", distrito de Itakyry, departamento de Alto Paraná, con más de 514 hectáreas y el 80% cubierto de soja.
Una prueba más de que la reforma agraria en Paraguay fue siempre un fracaso es que actualmente varias colonias del Instituto Nacional de Desarrollo Rural y de la Tierra (Indert) están convertidas en inmensas plantaciones de soja.
El asentamiento Chino’i es un ejemplo palpable de cómo se dilapidan los recursos del Estado en la compra de tierras, que luego son vendidas o alquiladas a colonos brasileños para la producción de soja, haciendo que las familias campesinas después sigan exigiendo más tierras en nombre de la "reforma agraria".
En setiembre de 2009, durante la administración del cuestionado expresidente del Indert, Abog. Alberto Alderete, el Instituto compró para 36 familias, alegando una supuesta excepción (que era imprescindible comprar dicha propiedad), una finca de 514 hectáreas de la Agroganadera Aramí Porã SA del brasileño João Celso Minosso.
El inmueble en cuestión pasó luego a ser la Colonia Chino’i, situada en el distrito de Itakyry, departamento de Alto Paraná, y fue adquirido por el Indert en la friolera de 2.572.992.532 guaraníes (unos US$ 520.000 al tipo de cambio de la época).
Del 2009 a la actualidad, Chino’i, lejos de ser una próspera colonia campesina, para lo cual fue adquirida por el Estado paraguayo, se convirtió en una "hermoso sojal".
De las 36 familias que supuestamente irían a "morir en esas tierras" y que forman parte de las organizaciones campesinas que permanentemente se manifiestan en contra de la "sojización", hoy solo quedan unos cuantos, en precarias casas rodeadas por la oleaginosa.
Arrendamiento
Pero Chino’i guarda otra particularidad. De las averiguaciones realizadas por funcionarios del Indert comisionados al lugar, se pudo constatar que, a diferencia de otras zonas donde se comprobó la venta de derecheras, en este caso surge la figura del "arrendamiento" o alquiler de las tierras a los colonos brasileños.
Negocio redondo
En efecto, los mismos campesinos que se quedaron en la colonia (que por lo general son los líderes de las comisiones vecinales que administran los asentamientos) son lo que alquilan las tierras del Indert.
El pago por el arrendamiento para el cultivo de soja es con la misma producción al momento de la cosecha. Los colonos pagan 700 kilos de soja por hectárea alquilada. Como el asentamiento tiene más de 500 hectáreas, los campesinos perciben algo así como 350.000 kilos de granos, lo que en el mercado local se comercializa por unos 500 dólares la tonelada. Es decir que los campesinos, sin hacer nada, anualmente perciben unos US$ 175.000, cerca de 800 millones de guaraníes al cambio de hoy.