Los delegados de las 194 naciones analizan las alternativas para fijar políticas mundiales de lucha contra este fenómeno ambiental a partir de 2013, y que se reúnen desde la semana pasada para seguir evaluando si continua con el pacto ambiental de Kioto o con un nuevo acuerdo mundial cuyas políticas permitan reducir las emisiones de gases de efecto invernadero (CO2) a niveles que, a su vez, evitarían que hacia 2050 la temperatura mundial suba más de 2 grados Celsius.
Ayer continuaron las sesiones sobre materias como los mecanismos para mitigar y reducir las emisiones de carbono, la tecnología que habría que implementar para ello, la institucionalidad de los organismos a cargo de supervisar estas acciones, y el financiamiento de estos esfuerzos. Los países ya se habían reunido en Bonn en abril, no obstante estas discusiones fueron más que nada protocolares, por lo que las sesiones de junio son las más importantes desde Copenhague.
Todo esto dentro de un marco de discusiones separado en dos grandes grupos: aquél que observa la implementación del Protocolo de Kioto y el que evalúa qué hacer desde 2012 en adelante, una vez que la primera fase de este pacto culmine.
El principal avance hasta el momento es que el contenido del Acuerdo de Copenhague, el compromiso político, pero no legalmente vinculable que resultó de la reunión en diciembre en la capital danesa, impulsado por EE.UU. y los principales países desarrollados y emergentes del globo, fue incorporado en la discusión oficial.
Según delegados de Chile y del grupo informal de discusión Alianza de Islas Estados, esto le otorga legitimidad al acuerdo, que sólo ha sido suscrito por 127 países, causando especial rechazo entre las naciones ALBA y casi todas las naciones africanas.
Pero continúan las presiones y trabas que han marcado las discusiones en los últimos cuatro años, y que fueron las que imposibilitaron que se alcanzara un pacto legalmente vinculante en la crítica cumbre de Copenhague, en diciembre.
Nuevas prioridades
El secretario de
Por eso enfatizó que la prioridad en 2010 será reconstruir las confianzas perdidas durante la cumbre de Copenhague, que se liberen los US$ 30 mil millones pactados para financiar políticas de mitigación y de reducción durante este ejercicio, facilitar el flujo de los US$ 100 mil millones pensados para 2020, y mayor claridad sobre cómo elaborar un protocolo legalmente vinculante que genere consenso entre todas las partes.