Fue un alivio transitorio, pero nada más. Las lluvias registradas en los últimos días en Tucumán no favorecieron a los cultivos, pero al menos sirvieron para cortar una racha negativa sin precipitaciones que ya llevaba seis meses y que se había traducido en una sequía histórica. El ministro de Desarrollo Productivo, Jorge Gassenbauer, adelantó a LA GACETA que antes del fin de semana el Gobierno contará con un informe sobre las pérdidas ocasionadas por la sequía en los cultivos de la provincia.
«Desde el punto de vista del aporte hidrológico, las lluvias para nada fueron significativas cuando se habla de la generalidad de la zona cañera. Fueron eventuales en algunas zonas e insuficientes en el grueso de área, con un volumen que no viene a solucionar un problema de sequía prolongada que está soportando la caña. Entonces, se puede decir que el aporte de las lluvias fue casi nulo», remarcó el jefe de la Sección Caña de Azúcar de la Estación Experimental Agroindustrial Obispo Colombres (Eeaoc), Jorge Scandaliaris. El experto adelantó que el crecimiento de la materia prima del azúcar está detenido. «Si bien es largo el trecho por recorrer, esta es una base de partida negativa para todo el ciclo productivo de la caña. Sin dudas se afectará el rendimiento cultural (volumen de caña por hectárea) del año que viene, según cuan extenso sea el período sin lluvias», pronosticó Scandaliaris.
Las lluvias no alejaron la preocupación de los citricultores por la falta de agua en los limoneros. «Ha sido muy poco el aporte hídrico y necesitamos mucho más. En algunos lugares cayeron sólo 10 milímetros, valor que resulta insuficiente para revertir la situación de sequía que afecta al limón», sostuvo el presidente de la Asociación Tucumana del Citrus, Roberto Sánchez Loria. El dirigente se mostró esperanzado en que las recientes lluvias marquen el comienzo del ciclo húmedo en la provincia. El sector granario no necesita agua para favorecer algún cultivo en marcha, sino para sentar las bases que permitan la siembra de la soja, nada menos. «Fue importante la lluvia para comenzar a recargar los perfiles hídricos de los suelos, pero en realidad el aporte de humedad fue mínimo y muy variado», observó el jefe de la Sección Granos de la Eeaoc, Mario Devani. Normalmente, a mediados de este mes suele comenzar la siembra de la oleaginosa en las tierras más aptas para el cultivo. Sin embargo, Devani destacó que este proceso se llevará a cabo a fines de mes, siempre y cuando se registre un aporte significativo de humedad a partir del agua de lluvia. «Hay que tomar esto como que se está revirtiendo el período seco, pero falta mucho todavía para que los suelos estén listos para la siembra», acotó el experto.
A las hortalizas las precipitaciones prácticamente no las beneficiaron, ya que resultaron escasas. «Fue muy poca el agua que cayó y poco sirvió para las necesidades de las fincas. Sí favoreció el hecho de que haya bajado un poco la temperatura», subrayó Ricardo Cecilia, presidente de la Sociedad de Productores de Frutas, Hortalizas y Afines. Recordó que las hortalizas más perjudicadas por la seca son las de hoja (lechuga, acelga, espinaca, etcétera).
Al sector tabacalero la lluvia le dio una «lavada de cara al cultivo», pero no le resolvió los problemas de falta de agua en el dique Los Pizarro, que se usa para regar el cultivo, según evaluó el presidente de la Asociación de Productores Tabacaleros de La Cocha, Luis Bravo.
Por su parte, al arándano la lluvia lo perjudicó, puesto que obligó a que los productores paren durante un par de días la cosecha, resaltó el presidente de la Cámara de Productores de Arándanos, Salvador Gallo.
Fuente La Gaceta Tucumán