14.12.15. El asesor citrícola del Ministerio de Ganadería analizó la evolución del sector y oteó el horizonte
¿Cómo ve a la citricultura?
En la actualidad apenas logra exportar 30% de la producción, un valor apenas superior a 2012, cuando ocurrió la helada que dañó un alto porcentaje de los montes citrícolas. En 2015 exportará 98 mil toneladas, cuando hace dos años había alcanzado 130 mil toneladas. ¿Por qué? Primero porque hubo un problema de sanidad por una primavera y un verano lluviosos, que afectaron la fruta, lo que impidió crecer en la Unión Europea (UE) y en Brasil. Y, en segundo lugar, en el mercado de Rusia, tradicional para la colocación de naranjas Valencia, fue más competitiva la fruta de Sudáfrica, que es nuestro principal rival. Sudáfrica tuvo más producción por hectárea, más productividad y menos costos. Con la Valencia estamos fuera de mercado. Y la Valencia es 40% del área productiva y de la exportación. Hay que apuntar a la producción de mandarinas.
¿Lo sorprendió este hecho?
No. En 2010, cuando elaboramos el Plan Estratégico para la citricultura estaba la disyuntiva: hacer commodity (naranja) o especialidad (mandarina). Y el sector definió ir hacia la especialidad porque tiene más valor agregado. No todos pueden hacerlo porque la fruta requiere muy buen color, sabor, buen nivel de azúcar, y equilibrio de esta con la acidez. La naranja es granelera, la mandarina hay que elegirla. Uruguay es competitivo en la producción de mandarina (mejor que Chile y Perú, que son los competidores), no en naranja.
¿Es un cruce de caminos hacia la reconversión productiva?
Sí, claramente. El volumen de producción de mandarinas se incrementó 25% respecto a años anteriores y estamos en el máximo en 20 años. El sector citrícola responde a las señales.
¿Influyó la apertura del mercado de EEUU?
Había otras señales de los mercados