El Gobierno nacional comenzó a tomar conciencia que la falta de oferta de carne en las góndolas de los supermercados durante este año será un problema mayúsculo sino toma alguna medida de urgencia que pueda ayudarlos a sobrellevar la crítica situación.
Según indicaron hoy a LPO algunas fuentes oficiales y del sector agropecuario que prefirieron mantener su nombre en reserva, el Gobierno nacional planea emplear parte de los fondos generados por las retenciones a la soja para importar carne de Brasil.
La idea, que salió del núcleo duro del kirchnerismo, se implementaría en la medida de que el altísimo consumo interno continúe sin mostrar señales de debilitamiento (aunque se espera que los altos precios actúen como un regulador de la demanda).
“La idea es una locura total, pero viniendo de este Gobierno nada puede descartarse. Han hecho cosas peores”, apuntó esta tarde un dirigente del campo que se encontraba en la localidad de Chabás manifestándose en contra de la política agropecuaria K.
Algunas cifras
El informe que llegó a manos del Gobierno nacional y empujó a Moreno a evaluar este Plan B, señala que en
Con este nivel de producción, el consumo interno argentino en este año debería bajar de 73 kilos/habitante/año a 60 kilos/habitante/año. Es decir, una notable baja del principal producto que consume la gente, que Moreno no está dispuesto a entregar fácilmente.
El cierre de exportaciones no alcanza
Lo que escandalizó a un más a Néstor Kirchner y a Moreno es que ni siquiera cerrando totalmente las exportaciones de carne se alcanzará a cubrir los 73 kilos por año que consumen todos los años en promedio los argentinos.
“Moreno sabe que la receta de cerrar las exportaciones para lograr una baja en el precio ya no alcanza, y ahora está buscando la manera de poder compensar esos 13 kilos que tendrán que dejar de consumirse”, comentó a este medio una fuente del sector.
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