4.06.13 La producción del kiwi alcanzó niveles de calidad internacional gracias a la Cámara de Productores y los aportes técnicos del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA local). Destacan que el 50% de la fruta es producida en la ciudad de Mar del Plata.
Según se informó desde el INTA, la Cámara de productores de kiwi trabaja junto al Instituto para que el fruto cultivado en la zona de Mar del Plata esté certificado. Para Gustavo Fernández, presidente de la Cámara, alcanzar la certificación significa reconocer la calidad de la fruta y ubicarse estratégicamente en el mercado.
Los productores de kiwi de la región ya trabajan con un protocolo de calidad, que tiene como norma cosechar el fruto cuando alcanza una madurez óptima. Según Alejandra Yommi, técnica del INTA Balcarce, esto ocurre cuando “la fruta tiene un nivel de materia seca y un contenido de sólidos solubles determinado, que asegura que cuando esta fruta llegue al consumidor, lo hace con una calidad ideal”.
Fernández sostiene que “superando los 6,5 grados brix –medida relacionada al contenido de azúcares en frutas–, en cosecha y el 16% de materia seca, demostramos que este fruto es rico, gustoso, hasta se conserva mejor”.
Las mediciones se desarrollan en el Laboratorio de Postcosecha y Calidad de Frutas y Hortalizas del INTA Balcarce. Se trabaja con un deshidratador, para medir la materia seca, y un refractómetro para medir sólidos solubles. “La idea es que la fruta tenga una madurez suficiente para conservarse en cámaras de frío y puedan ser almacenados por un tiempo considerable, para llegar al consumidor con el sabor y textura óptimos”, explicó a INTAinforma Yommi.
El presidente de la Cámara destacó el rol del Instituto en el armado del protocolo, ya que “habían muchas cosas que desconocíamos y en los cuatro años que venimos trabajando con INTA, nos ayudo mucho con información y soporte técnico”.
A su vez, aseguró que como el 60% de la fruta en la Argentina es importada, al kiwi argentino no se lo considera con la seriedad que se merece. “Obtener la certificación nos va a ayudar a posicionarnos, que la fruta de Mar del Plata se conozca y tener una representación en el mercado”, afirmó Gustavo Fernández.
Durante esta temporada ya se podrán encontrar en el mercado cajas de kiwi con obleas de la Cámara de Productores de Kiwi de Mar del Plata, que según Alejandra Yommi “indican que esa fruta se ha cosechado con una madurez adecuada y que ese producto es de una mejor calidad”.
El precio por kilo al productor es variable, pero en el momento de la cosecha varía entre 0.60 centavos de dólar y un dólar. Sin embargo, cuando se almacena la fruta en frío y se vende paulatinamente en el mercado interno, el precio recibido puede alcanzar entre 1.5 y 1.6 dólares.
Una buena región para los kiwis
Las condiciones de la costa argentina son ideales para la producción de esta fruta, porque tiene características parecidas a las de Nueva Zelanda, primer productor de kiwi del mundo. El presidente de la Cámara Argentina de Productores de Kiwi explicó que, por un lado, la disponibilidad de materia orgánica en el suelo beneficia al cultivo.
Por otro lado, “el clima es fundamental, inviernos fríos para acumular horas frio y buenas lluvias. La proximidad al mar ayuda, con días cálidos y noches frías”, sobre todo en esta época que madura la fruta y el almidón se acumula para transformarse en azúcar.
En esta temporada, que comenzó a mediados de abril y finalizó a mediados de Mayo, se cosecharon aproximadamente 4.500 toneladas de fruta en la zona de influencia de la Cámara de Productores de Kiwi de Mar del Plata.
Sólo una parte de la producción se exporta, porque en primer lugar se busca satisfacer la demanda interna. “Internacionalmente hay una demanda insatisfecha muy importante, por lo que hay altas posibilidades de crecimiento del área de producción para esta fruta”, afirmó Alejandra Yommi. Lo que sí se exporta, cuenta Gustavo Fernández, son las plantas de kiwi. “Tenemos el mejor vivero de la Argentina, que es donde crecen las plantas que se envian a otros países”, concluyó.