El té verde, que tras el agua es la bebida más consumida en el mundo, tiene unas propiedades beneficiosas para el ser humano ya reconocidas por la medicina tradicional china.
Sin embargo, el mundo occidental no descubrió hasta hace unos siglos los beneficios que pueden aportar los numerosos polifenoles que posee este tipo de té: es antioxidante, anticancerígeno, tiene propiedades antibióticas y puede ayudar a prevenir enfermedades cardíacas y del hígado.
Hay gente que también lo usa para adelgazar por sus propiedades diuréticas (ayuda a las personas con problemas de retención de líquidos y a las que les cuesta bajar de peso).
También dicen sus defensores que ayuda a combatir las bacterias de la boca, protege los dientes y ayuda a prevenir el mal aliento.
Pero no todo son beneficios, claro. Por un lado, la teína hace que un consumo excesivo pueda alterarnos los nervios. Por otro, , el té contiene una sustancia que impide el aprovechamiento orgánico de la vitamina B1 y, además, el té verde dificulta la absorción del hierro de los alimentos, por lo que se desaconseja beber esta sustancia en caso de padecer anemia.
Fuente: Europlus