2.1.18 Se trata de una familia de pioneros de Oberá, y desde la tierra colorada sale al mundo con tecnología propia. Lory Máquinas concretó la exportación de dos cosechadoras diseñadas y fabricadas íntegramente en sus talleres. Esta pyme es una de las firmas líderes en la provisión de equipamiento para el sector tealero.
La tenacidad, el esfuerzo y el ingenio de tres generaciones llevaron a un pyme misionera a concretar la primera exportación de cosechadoras de té diseñadas y fabricadas en su totalidad en la provincia. Se trata Lory Máquinas, una empresa familiar que con 40 años de vigencia como taller metalúrgico se convirtió en una de las principales proveedoras de máquinas e implementos para la cosecha, canteado y fertilización en la actividad tealera.
Ni bien se transponen los portones del taller ya se percibe el espíritu que anima a la firma. Espacios ordenados y limpios, tareas asignadas a cada uno de los operarios y, no menos importante, el entusiasmo del líder y gerente general, Jorge Lory. “Esto comenzó con mi papá, que también se dedicaba al té y hacía la cosecha mano. Las primeras máquinas las construyó con partes de automóviles y otros vehículos, luego pasó a utilizar como base los tractores Fiat U25. Luego yo tomé la posta y fui avanzando”, explica Jorge, quien hace un alto en sus tareas para dialogar.
Con 38 mil hectáreas, Misiones cultiva casi la totalidad de té argentino (Corrientes suma otras 2.500 hectáreas) y se estima que unas 2.000 máquinas cosechadoras trabajan en la poda que inicia con los primeros brotes de octubre y finaliza por el mes de marzo, cuando los días se vuelven más fríos. Las empresas más grandes emplean hasta 20 de estas máquinas. También los pequeños productores tienen su cosechadora. En ambos segmentos, Lory Máquinas tiene presencia.
“En promedio hemos vendido entre 20 a 25 cosechadoras durante los últimos años, aunque llegamos a las 39 cosechadoras en el mejor año”, apunta Jorge, mientras su padre asienta con la cabeza, en un gesto de aprobación. “Mi papá ya no trabaja activamente, pero siempre anda por el taller”, añade, para luego comentar que la ola recesiva del 2018 también los golpeó. “Este año fabricamos 14 máquinas, incluso estaba por anticipar las vacaciones del personal, pero estos días (fines de noviembre) llegaron dos pedidos, así que continuamos normalmente”, comenta.
Los precios de las cosechadoras que fabrica Lory arrancan en los 600 mil pesos y pueden llegar a triplicar ese valor, dependiendo del tractor sobre el cual van montados y el equipamiento que los complementan. La mayor parte de los pequeños productores utilizan como base tractores usados, los clásicos Fiat U25 y U400. Quienes cuentan con un mayor presupuesto optan por una base más actualizada y con tractores nuevos, generalmente los John Deere 50-45 de 45 hp, que son los que mejor responden a las características de la topografía misionera.
Genética de pioneros
El salto de calidad e innovación llegó a la empresa con la tercera generación, de la mano de David Lory, flamante ingeniero electromecánico y especialista en diseño CAD (un programa que permite “armar” las máquinas en la pantalla de la computadora). Inquieto como su padre y su abuelo, el joven decidió fortalecer el uso de Internet, actualizando la página web de la empresa y subiendo videos de las mejoras logradas a las redes sociales. Entre esas mejoras se encontraba una cosechadora “revolucionaria” para lo que existía en el mercado, con tracción 4×4 hidráulica y una cabina cerrada, con aire acondicionado. Dos de estas máquinas fueron comercializadas en la provincia y en el año 2017 surge el contacto con un cliente del Ecuador. De esta manera el modelo “Lory MTH-1000” partió rumbo a ese país. “Tuvimos que hacer algunas modificaciones, porque el modelo convencional no iba a funcionar por las características del suelo de las plantaciones en Ecuador, que es más blando”, explica.
La segunda venta llegó también vía Internet. Un empresario inglés, con plantaciones en Kenia se puso en contacto para invitar a Lory a que conozca su finca y evalúe la utilización de las cosechadoras. “Le contesté que no habría problemas, pero que no hablaba su idioma y que mi esposa si maneaba el inglés. Entonces – relata – nos invitó a los dos y partimos para Kenia”. Ya en África, la sorpresa de los Lory fue aún mayor: las plantaciones de té de su nuevo cliente sumaba 2.500 hectáreas. “Lo que sucede – apunta Jorge – es que a este empresario se le hace cada vez más difícil contar con mano de obra para la cosecha, porque los jóvenes ya miran hacia otros rumbos. Su idea es un plan a 15, 20 años para incorporar la mecanización”.
Innovación para exportación
El día 21 de noviembre pasado despacharon la primera máquina a Kenia. Una cosechadora con capacidades extra para realizar trabajos de poda, rebaje, canteado y fertilización en cultivos de té.
La máquina está compuesta por un chasis de alto despeje que contiene un tractor John Deere utilizado para dar propulsión a la máquina y sus implementos. Este modelo es similar al comercializado en Misiones, con la diferencia de contar con un novedoso dispositivo de trasporte de té desde el tren de corte hacia el cajón recolector, para asegurar una gran calidad de los brotes.
Además del equipo de cosecha, el cliente adquirió los implementos de poda, rebaje, canteado y fertilización, así también un kit de repuestos y herramientas para realizar el mantenimiento de la máquina.
En febrero Jorge Lory, su esposa Silvia (además de traductora, es la responsable de la contabilidad y las finanzas de la empresa) y un técnico viajarán nuevamente al África para realizar el ensamblado y el montaje de la cosechadora, y brindar una capacitación respecto al uso y mantenimiento del equipo.
Una típica pyme familiar
Lory Máquinas se encuadra en la típica empresa pyme familiar. Emplea a diez personas, incluido Jorge Lory, su esposa Silvia y su hijo David. Aprovechó los buenos años para equiparse, conformar un stock de piezas para armar nuevas cosechadoras y también proveer de repuestos a sus clientes.
“Yo estoy un poco en todos los roles, pero ahora me toca salir un poco más afuera”, apunta Jorge, para subrayar que el emprendimiento tiene muy en claro su norte. “Nuestro principal desafío – destaca – es fabricar máquinas que combinen buen rendimiento con bajo costo de mantenimiento, todo esto apuntado a mantener la mejor calidad del brote de té cosechado”.
Al igual que las demás pymes, el contexto económico signado por la recesión y la devaluación también impactó en Lory Máquinas, aunque a fuerza de trabajo logró mantener su plantel y concretar las ventas en el exterior.
Conocedor del sector tealero, para Jorge Lory una condición fundamental para el desarrollo de su empresa radica en la situación los productores. “La ideal es que los productores cobren un precio razonable, porque cuando hay buen flujo de dinero tenemos mucho trabajo. El productor no se queda con la plata, cuando tiene dinero viene y paga de la mejor manera posible”, resume.
Fuente: Misiones online