Desde los ministerios de Relaciones Exteriores e Industria no tardaron en descerrajarse los calificativos; desde “grave” a “intolerable”. En el mismo tono que sus colegas de gabinete el ministro de Economía, Amado Boudou, argumentó que “es grave, nosotros no vamos a tolerar que cuando haya una medida de este tipo, vaya sobre productos perecederos”.
Impacto regional
En
La decisión de Brasil llega, además, en el peor momento. El mercado brasileño siempre representa una buena opción durante el segundo semestre del año, cuando la campaña de ultramar está finalizada y el hemisferio norte ya consume sus propias frutas de estación. Lo jugoso de Brasil es que es un mercado donde las exigencias no son tan altas como en ultramar, los precios son en general buenos y muchas empresas, predominantemente pequeñas y medianas, pueden entrar con sus productos y “traerse la plata en el bolsillo”, como describió a FruticulturaSur.com un experimentado operador de este mercado. Sin embargo, los empresarios locales también reconocieron que los stocks remanentes son más escasos que otros años, situación que despeja el temor de una potencial mayor oferta en el mercado interno.
Conspiraciones
De acuerdo al ministro Boudou “siempre que Argentina analizó alguna cuestión del comercio con Brasil trabajó sobre productos no perecederos, para no generar un grave daño a algún segmento de la producción”. “Es distinto decir que hay un problema con las ojotas que con la fruta”, graficó. Y en verdad el joven economista del CEMA no podía ser más gráfico. La reacción de Brasil responde a las trabas que Argentina pusoal ingreso de calzados, textiles y electrodomésticos de línea blanca, trabas que tienen nerviosos a los industriales paulistas. También los ensambladores de electrónicos de Manaos están preocupados por las potenciales menores ventas a Argentina que podrían derivarse de los aranceles con los que se espera defender a las ensambladoras fueguinas. Para calmar los ánimos el canciller de Lula, Celso Amorín, declaró a la prensa de su país que “si Argentina no nos compra lo que necesitamos vender, tampoco vamos a comprar lo que ellos quieren colocar en Brasil”.
“Un problema menor”
A pesar de afirmar que no toleraría la represalia sobre los perecederos, Boudou también minimizó el problema y dijo que las restricciones totales al comercio binacional solo “abarcan el 6 por ciento del total del intercambio”. Esta perspectiva porteña es precisamente la principal preocupación de los exportadores frutícolas. Tanto para el gobierno de Brasil como para el de Argentina, la fruticultura parece ser un problema menor en la escala de jerarquías. Visto desde Brasil, en tanto, el cartel local de los productores de manzana, que allá también los hay, ve con buenos ojos las restricciones, a las que considera una oportunidad para continuar trabajando en la sustitución de importaciones. Los fruticultores brasileños sostienen que en 5 años podrían aumentar un 50 por ciento la producción local de manzanas. A ello deben sumarse los temores por el cambio de escenario mundial: La crisis redujo el consumo de frutas en Europa. No son pocos quienes afirman que los importadores rusos le comprarán cada vez menos a Argentina. Las dos noticias sumadas llevan a concluir que Argentina tratará de colocar una mayor porción de su producción en Brasil.
Fuente: fruticulturasur