Cuando las comunidades locales se benefician al proteger sus recursos naturales, son más propensas a movilizarse para prevenir los incendios», señaló Pieter van Lierop, del Departamento forestal de
En aquellos lugares en que la población tiene un interés directo en proteger sus recursos naturales, es probable que el número y la magnitud de incendios no previstos de origen humano se reduzcan de forma significativa, afirma la organización de
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«Debería existir un equilibrio adecuado entre las actividades de extinción de incendios y la inversión en costosos equipos para incendios forestales por un lado, y en el establecimiento de un sistema efectivo de prevención y de aumento de la sensibilización de las comunidades locales», aseguró van Lierop.
A nivel mundial, se estima que más de 350 millones de hectáreas se ven afectadas anualmente por incendios, y la mitad o más de esta superficie arde en África.
Se calcula que entre 150 y 250 millones de hectáreas -de 1.800 millones de ha registradas de bosques tropicales- se ven afectadas cada año por el fuego.
En la región del Mediterráneo, entre 700.000 y un millón de hectáreas sufren incendios forestales al año, que en un
La continua expansión de la agricultura, la negligencia en el uso del fuego, el mayor uso de zonas silvestres para fines recreativos, y el turismo tanto en países desarrollados como en desarrollo, son algunas de las razones para la creciente frecuencia e impacto de los incendios forestales.
Muchos fuegos -refiere- son intencionados y tienen como objetivo desbrozar la tierra para la agricultura, y una gran parte de ellos queman zonas mucho mayores de las originalmente previstas.
Sin embargo, la simple prohibición de quema no es una solución práctica. «La gente hará fuego de todas formas, incluso si está prohibido legalmente, para desbrozar la tierra o deshacerse de la basura», afirmó van Lierop.
«Por tanto -añadió-, es mejor formar a las comunidades locales en la gestión del fuego y desarrollar con ellas soluciones alternativas menos perjudiciales. Por ejemplo, quemar la tierra al final del invierno reducirá el riesgo de incendios devastadores de mayores proporciones».
El fuego puede ser muy destructivo y, al mismo tiempo, una herramienta muy útil de gestión de la tierra si se usa y programa cuidadosamente, aseguró
Es importante -agregó- que la quema planificada en ecosistemas se efectúe para mantener la biodiversidad, garantizar la regeneración, y producir forrajes.
«Por ejemplo, se sabe que en África austral, la quema controlada de la sabana proporciona un forraje sabroso en comparación con las zonas sin quemar y reduce el riesgo de incendios al disminuir la acumulación de hierbas secas, de mal sabor y más viejas», subraya.
En los ecosistemas de pastizales, el fuego es la principal forma de descomposición, resultando crucial para el retorno de los nitritos a la tierra y permitiendo que los pastizales mantengan su elevada productividad.
La gestión exitosa de los incendios exige la formación de las comunidades locales para mejorar su conocimiento de los impactos del fuego en la seguridad alimentaria y los medios de vida rurales, afirma.
Además- concluye-, las autoridades y gestores del uso del suelo en todo el mundo necesitarían ser formados en la gestión ecológica de los incendios