A esto se sumó una última temporada en la que las condiciones climáticas tampoco favorecieron los resultados esperados. Un cóctel que provocó una caída de las inversiones, reducción de los costos generales de producción y en algunos casos disminución de personal, sobre todo de los obreros temporarios.
En un balance general se puede decir que los mosteros fueron y están siendo los más afectados, con empresas que sólo alcanzan a mantener, en el mejor de los casos, sus niveles mínimos para evitar un golpe mayor. Le sigue la uva en fresco que ya viene de una temporada en baja y no se espera repunte para la que comenzará en diciembre.
Una situación que preocupa, y mucho, porque tampoco hay financiamiento adecuado ya que el existente «no está al alcance de las empresas por las altas tasas de interés», indican los empresarios. Aquí una mirada de cada sector.
Las paseras
Este es un sector de gran impacto en la economía provincial teniendo en cuenta que en buenas condiciones alcanza a exportar 100 millones de kilos de pasas. El tema es que este año las exportaciones cayeron cerca del 30 por ciento y el panorama internacional no es el mejor.
Esto llevó a los empresarios a tomar medidas para transitar la crisis lo mejor posible. Francisco Paladini, productor con años de experiencia en el rubro, indicó que «hubo caída de contratos y una recesión notable, eso nos demandó que tuviéramos que viajar para visitar a los clientes personalmente para renegociar los contratos, los pedidos y los precios para seguir en carrera. Hemos tenido que ceder en valores, en cantidades y en condiciones, pero nuestro objetivo es mantener la clientela y acompañarnos mutuamente en el crisis».
Los problemas de financiamiento surgieron de inmediato en todas las paseras, aunque, a juicio de Paladini, «el gobierno apoyó agilizando las retenciones y recupero de IVA que estaba atrasado. Esto que antes significaba una reserva, ahora es moneda corriente».
Los empresarios de las pasas optaron también por la rotación de personal, por la utilización de planes de contención del Ministerio de Trabajo para poder sostener al personal del sector teniendo en cuenta que éste demanda un alto nivel de especialización.
Las perspectivas para este año no son muy claras, pero los empresarios tratan de ser optimistas y siguen participando en ferias y trazando líneas de negociación para mantener clientes y niveles de producción.
Vinos básicos
Los vinos ahora denominados básicos (hasta hace un tiempo comunes o de mesa), fueron siempre el pilar de la industria vitivinícola por los volúmenes de venta manejados. Incluso debieron adaptarse a los nuevos standares de calidad incorporando tecnología, sobre todo en los grandes emprendimientos, para evolucionar a la par de la demanda.
Carlos García Pareja, uno de los empresarios más fuertes del sector, explicó que «en nuestro caso la crisis no afectó tanto como se esperaba. Hubo actitudes preventivas por parte de las empresas como restricciones de gastos y reducción de inversiones. Pero a nivel de volumen no ha sido relevante, la caída en vinos básicos en lo que va del año es de alrededor del 4 al 5 por ciento, pero es un fenómeno que viene de antes y se enmarca en la sustitución de bebidas».
De todos modos, la falta de inversiones es notable y en este sentido reconoce que «el gobierno nos ayuda muy poco con sus políticas, sin ir más lejos sufrimos una presión fiscal que es récord en la historia argentina; una presión tarifaria sin precedentes, y esto sin contar que el país cuenta con un sistema de devolución de reintegros a la exportación muy lento que lleva a las pymes a una asfixia total».
No obstante este sector mira el futuro con cierto optimismo, tanto a nivel de consumo interno como de exportaciones a países del Mercosur y Rusia.
Vinos varietales
«La crisis nos ha atacado por varias partes, tuvimos heladas en la época de floración antes de la cosecha 2009, tuvimos granizo en algunas zonas y en otras hasta botritis y peronóspora. A esto se sumó la crisis internacional», dice Rodolfo Nale, titular de
Todo esto provocó una reducción en el volumen de las exportaciones, extensión en los plazos de pago pactados y caída de pedidos en algunos casos.
De enero a abril de 2009, las exportaciones argentinas han alcanzado las 6 millones de cajas de vino, lo que equivale a unos 168 millones de dólares. De este total San Juan sólo tiene una participación de menos del 10 por ciento pese a ser la segunda región más importante en cuanto a producción.
De esto se infiere que el sector debe hacer grandes esfuerzos para mantenerse en el mercado. Por ese motivo debió resignar inversiones, reducir costos y evitar la toma de nueva mano de obra.
Mosto al límite
Entre el 80 y el 90 por ciento de la producción total de mosto sale del país. Ese dato ya genera una visión de la situación de la industria cuando las compras se han frenado en el exterior debido a la crisis.
Así algunas mosteras dejaron de producir o redujeron al máximo sus niveles, suspendieron personal, y lógicamente las inversiones fueron nulas.
Mauricio Juri de ENAV explica que «la industria del jugo de uva está trabajando a un 40 o 50 por ciento menos de lo previsto. Esto se generó básicamente por la crisis internacional y por la competencia que tiene con el jugo concentrado de manzana de China. Hay fábricas a nivel mundial que pueden reformular sus productos y adaptarlos al uso de ese jugo que es más económico, pero hay otros productos que no pueden reemplazar sus formulaciones. Este año se exportará aproximadamente el 50 por ciento menos que en el 2008 y el nivel de producción cayó bastante».
Las perspectivas todavía no son las mejores para este sector, y se espera con ansiedad el comportamiento del mercado internacional para remontar las exportaciones.
A esta altura del año ya se reconoce al jugo de uva como el más afectado de la industria vitivinícola .
Los mosteros reclaman una rápida determinación respecto de la devolución de IVA, reembolsos que el Estado nacional no los está pagando en tiempo y forma y agrava el desfinanciamiento del sector.
Uva en fresco
La temporada 2006-2007 fue una de las mejores de los exportadores de uva en fresco ya que alcanzaron los 80 millones de kilos. Una situación que duró poco ya que este año cayó a 47 millones de kilos en todo el país, con una participación de San Juan del 90 por ciento.
Enrique Ahun de Patagonian Fruit explica que «lo que hicimos fue ajustar al máximo el costo de producción tratando de hacer lo justo y necesario. Claro que esto tiene un costo alto que es el riesgo de hacer menos de lo que se debe y caer en el vicio de no tener una fruta adecuada».
Además de la reducción de costos, la disminución de mano de obra es muy notable en este sector.
«El problema es que tampoco hay muchas medidas ni apoyo oficial, sin ir más lejos
Se prevé que muchas de las uvas destinadas a consumo en fresco se transformen en pasas de no mejorar la situación general de los productores y de las exportaciones en general.
Fuente: Diario de cuyo