Mientras desde el Gobierno se multiplican las voces que niegan la inflación, en una dimensión paralela a la del Instituto de Estadística y Censos (Indec) más parecida a la realidad, los precios continúan escalando. De hecho, desde 2007, la mayoría de los cortes presentaron alzas de cerca de un 180%.
En lo que va de 2010, la carne vacuna y el pollo (principal sustituto), volvieron a alejar la realidad de las amas de casa -y sorpresivamente la del líder de la CGT, el camionero Hugo Moyano-, de la del matrimonio presidencial y su círculo íntimo. Para aquellas, los precios treparon entre 25 y 65%, según el corte y el comercio.
El problema no es nuevo, pero se agudiza. En la cadena de producción y comercialización, las responsabilidades siempre apuntan al eslabón anterior. En las carnicerías, de acuerdo con un relevamiento realizado por lanacion.com por distintos barrios de la ciudad de Buenos Aires donde se encontró el kilo de asado en hasta 30 pesos, se quejan de la suba de precios que les impusieron los proveedores.