El Instituto Nacional de Tecnología Industrial (INTI), sede Mar del Plata, logró extender la vida útil de las frutillas, mediante un conservante natural obtenido a partir de residuos del procesado de langostinos.
Según explicaron los especialistas, esto es para las frutillas cosechadas y el conservante se denomina quitosano, el cual es un biopolímero sin toxicidad, biocompatible y naturalmente degradable con actividad antimicrobiana, antiviral y antifúngica.
Profesionales del Centro INTI-Mar del Plata realizaron ensayos para evaluar el uso de quitosano en frutas refrigeradas. El primer caso en el que se está usando este recubrimiento líquido, que puede aplicarse mediante inmersión o pulverización, es la frutilla, cuya vida útil se podría prolongar.
Los resultados reflejaron una disminución en la degradación de la vitamina C, una mayor retención de humedad y una reducción en la concentración de hongos de aquellas frutillas que habían sido recubiertas con este conservante natural.
Las pruebas demostraron que el quitosano tiene la capacidad de disminuir el deterioro de los frutos, permitiendo así un mayor tiempo de almacenamiento.
En la actualidad, el uso intensivo de compuestos químicos en el proceso de producción frutícola provoca inconvenientes tanto en la inocuidad del producto como en el ambiente, motivo por el cual las nuevas tendencias muestran preferencias por el uso de conservantes naturales.
En este grupo alternativo de biocompuestos se encuentra el quitosano, un biopolímero sin toxicidad, biocompatible y naturalmente degradable con actividad antimicrobiana, antiviral y antifúngica.
Este compuesto se obtiene de la quitina, el principal constituyente de las partes duras del cuerpo de invertebrados, las cuales constituyen un desecho de la industria pesquera sin aplicación específica.