Según el ingeniero Mario Devani, jefe del área Granos de
Los productores plantaron cepas de caña de azúcar. La superficie azucarera pasó de
Los motivos son sencillos para los agricultores. La caña es, efectivamente, un yuyo, mucho más que la vapuleada soja por la presidenta Cristina, que la trató peyorativamente con ese apelativo.
La caña tiene menores costos de producción, demanda menos trabajo y por ahora produce más dinero. Los azucareros ganan plata, más que los sojeros, dicen. La ecuación cierra a la perfección.
Además, a la caña casi no le importa la sequía, ni el calor, ni los fríos, ni la poca inversión en cultivos. Es un cultivo muy noble.
“No se asuste. No es para tanto. No es el fin de la soja en Tucumán. Pero hay un nuevo escenario y conviene tenerlo en cuenta”, dijo un productor.
CAMBIO DE BANDO
Grandes productores sojeros que fueron consultados por CONTEXTO reconocieron que están abandonando, en algunas zonas menos aptas, el cultivo de esta oleaginosa, para volver, con mucho dolor en algunos casos, porque les fastidia el mal trato de los ingenios, a los dulces cañaverales.
Con los industriales muchas veces las relaciones no fueron demasiado cordiales.
El cañaveral se puede ampliar un 40% para el año próximo.
Los precios de los mercados interno e internacional del azúcar, y los valores que se manejan para la caña destinada a deshidratar etanol (el alcohol que se utiliza en el plan nacional de bionaftas), son más que agradables.
No están vapuleados, como la soja, por las arbitrarias decisiones del poder central, tal cual ocurre con las retenciones (un impuesto directo del 35% a la producción).
La soja es uno de los más importantes instrumentos de recaudación impositiva del fisco, con una cosecha de 55 millones de toneladas para este año.
HACIA
El ingeniero Devani dijo que durante la reciente campaña de soja, que terminó hace algunas semanas de ser cosechada, se sembraron 274.000, con un total de 850.000 toneladas de producción final.
La superficie de campos sojeros disminuyó un 7% con relación al año pasado.
Esa superficie fue ganada por el cultivo de la caña de azúcar y por algo de poroto.
El inminente fuerte crecimiento del área cañera puede provocar, de nuevo, graves problemas de superproducción en Tucumán.
Esta vez puede ser superado porque una porción importante de la caña se destinará a destilar bioetanol, que se está usando para las mezclas del Plan Nacional de Biocombustibles, en una proporción del 2%.
Pero está establecido que ese nivel debe llegar por ahora al 5%.
El ministro de Planificación Federal, Julio De Vido, reveló hace poco, como adelantó CONTEXTO, que ese porcentaje aumentará dentro de pocos años al 25%, para consumir menos naftas.
MUCHO MÁS ETANOL
Para eso se necesitará un enorme volumen de etanol.
Por ahora se producirán desde 2011, en todos los ingenios que tienen cupo alcoholero en el país, unos 228 millones de litros de etanol para completar el corte de 5% (este año será mucho menos).
A los ingenios de Tucumán le corresponderán 140 millones de litros de ese alcohol deshidratado y las fábricas del norte tendrán que entregar 88 millones de litros.
Este es el nuevo escenario.
Los infieles agricultores que abandonaron la dulce caña para inclinarse por la soja están arrepentidos del adulterio y se disponen a volver a su viejo amor.
Fuente: contexto-Tucumán