Si usted tomó la decisión de hacer una huerta familiar y no cuenta con la experiencia suficiente, antes de entrar en acción tenga presente estos cuatro factores que son los más importantes: conservar y mejorar el suelo a través del laboreo. Utilizar abonos orgánicos. Asociar plantas de diferentes especies. Rotar los cultivos.
Conservar y mejorar el suelo a través del laboreo
Esto significa que para preparar la “cama de siembra” donde germinarán las semillas o se harán los transplantes, debemos utilizar herramientas que mullan y aflojen el suelo, como la pala de dientes o laya.
“De esta forma evitaremos la inversión del pan de tierra logrando que la capa superior, donde desarrollan las raíces, conserve la diversidad biológica necesaria para la producción de nutrientes que alimentarán a las hortalizas”, dijo Liliana Ramos, integrante del Prohuerta del INTA Paraná.
Utilizar abonos orgánicos
Antes de la siembra o transplante, abonar con el compost que hemos ido preparando, de lo contrario, emplear algún estiércol que no sea fresco (cama de pollo, vacuno, equino, etc.). La incorporación de estos materiales debe hacerse en forma superficial para una más rápida liberación de los nutrientes que alimentarán a las hortalizas.
Ramos indicó que “ambas labores harán que el suelo quede más suelto y esponjoso, donde podrán circular el agua y aire más fácilmente y disponer de los nutrientes necesarios para el desarrollo de las plantas”.
Asociar plantas de diferentes especies
¿Cómo sembramos? Debemos hacer eficiente el uso de la tierra disponible, asociando de 2 a 4 especies por tablón o parcela.
Recordemos que las parcelas deben tener 1,20 metros de ancho, para poder trabajar cómodos y sembrar diferentes especies de hortalizas.
Asimismo, resaltó Ramos, “las asociaciones forman parte de la biodiversidad en las huertas y favorecen un mayor control de plagas y enfermedades de las hortalizas, además aportan una alimentación más variada y saludable a las familias”.
Rotar los cultivos
Es importante llevar un registro de siembra, de las especies de hortalizas, para programar las rotaciones o cambios de los cultivos en las diferentes temporadas. Estos cambios se pueden hacer teniendo en cuenta la parte que se consuma. Por ejemplo, donde hubo hortalizas de raíz, cambiar por hoja o fruto; donde hubo fruto por hoja o raíz, y así sucesivamente.
En este contexto la Ingeniera añadió “las rotaciones de cultivos ayudan a mantener la calidad del suelo ya que permite una extracción más equilibrada de los nutrientes del mismo”.
Uso de Mulch o cobertura
Así se llama a la cobertura que se hace sobre las parcelas aprovechando la masa vegetal desechada de la huerta, como los restos de cosecha y malezas, los cuales deben estar libres de semillas y enfermedades.
Esta práctica evita la pérdida de suelo provocada por lluvias y/o viento, conserva el suelo grumoso y con humedad para el desarrollo de las hortalizas, limita el nacimiento de malezas y finalmente se degrada e incorpora al suelo como abono.
En la misma línea resaltó “la incorporación en las huertas de las aromáticas y flores, como caléndulas en otoño invierno y copetes en las de primavera verano, aportan a una mayor biodiversidad, mejorando el control de las plagas, y complemento de una alimentación saludable”, concluyó Ramos.
Fuente: INTA