Para el ingeniero Orlando Vellaz, vicepresidente de ASAGIR, el NEA es una zona con mucha potencialidad y crecimiento para el girasol, a pesar de que este año el área de siembra en el Chaco ha bajado bastante por la sequía. “Era un desafío venir, elegimos Charata, porque es el corazón girasolero de la provincia”, agregó el ingeniero.
Antonio Hall, quien, junto a Jorge Mercau, abrió la jornada, aseguró que, “si bien no son perfectas, hay herramientas que además se pueden robustecer combinando con otras, para avanzar hacia un sistema donde podemos conseguir rendimientos más seguros, más sustentables a largo plazo y que va en beneficio de todos, del productor, del sistema, de la población -que no esta directamente metida en la producción agropecuaria-, y va en beneficio de nuestros nietos, por que en la medida que se puedan establecer sistemas sustentables, tenemos sistema para dejarles a los nietos”.
Diferentes regiones, diferentes realidades
El país presenta diferentes regiones que, como señala el propio Hall, “son diferentes, incluso dentro de si mismas”.
Y agrega que “con las herramientas que presentamos hoy, existe la posibilidad de hurgar los sistemas de producción, ver las cosas positivas y negativas de cada uno y quizás usar eso como un marco de referencia para experimentos a mediano plazo, enfocados a sistemas de producción, no simplemente a un cultivo en particular, sino a todos”.
Para Carlos Feoli, coordinador del proyecto INTA- ASAGIR, el productor tiene que estar muy bien informado acerca de cual puede ser su rendimiento objetivo, que no es el mismo en Charata que en Reconquista o Balcarce.
“El productor sabe, mas o menos donde puede apuntar, conoce su lote y en función de eso se debe plantear una estrategia de manejo dentro de las alternativas disponibles. Una buena elección del híbrido, creemos que el planteo de siembra directa tiene que ser lentamente adoptado, que implica, cuando hay agua un ahorro de hasta 60 mm., que es mucho, y el agua disponible en siembra esta fuertemente asociado al rendimiento final”, subraya.
Más allá de que la sequía azota a todo el país, es una constante en nuestra región que recrudece aún más en las últimas campañas. La pregunta es, entonces inevitable. Ante la sequía, ¿qué puede hacer el productor?
Feoli admite que “cuando no hay agua no debemos fantasear, no es posible producir en términos económicos; 200, 300 kilogramos no son niveles de producción económicos. Pero nuestro planteo tiene que ver con una situación en la cual el productor puede defenderse, e ir por arriba de los 1000, 1200 kilos, que es más o menos el rendimiento sobre el cual comienza a tener margen con el cual el productor vive, y tiene un diferencial para afrontar la campaña siguiente”.
Mientras tanto, el ingeniero Vellaz, indica que el girasol ha pasado muchos años de problemas y sin embargo nunca bajó de una superficie mínima de 1.800.000 hectáreas. “El cultivo del girasol es muy competitivo, es el que mejor se adapta a condiciones adversas, básicamente a estrés hídrico”.
Antonio Hall, por su parte asegura que un aprendizaje que podría a llegar a surgir de estos dos años desgraciados, es que conviene empezar a pensar a largo plazo”. Esto seguirá pasando, no se si sequías tan duras, pero va a volver a pasar, entonces en la medida de la posibilidad de cada uno, hay que salir de la trampa de no poder tomar decisiones. Si vos tenés que ir por un lado, porque no te queda más remedio no estás en comando de tu sistema”.