Desde el año 2007, el establecimiento consiguió la resolución del Ministerio de Educación para comenzar a desarrollar la primera tecnicatura de nivel secundario de la provincia en Pesca y Acuicultura, adaptando su oferta académica a los requerimientos del medio geográfico y social en que está inserta. Alto Verde es un distrito isleño donde muchos de sus habitantes se dedican a la pesca de las especies autóctonas del río Paraná.
El logro conseguido por la escuela 645 es el resultado de varios años de planificación, investigación y esfuerzos de directivos y profesores que culminó en este proyecto formativo de interés regional.
“Se cambió la modalidad de la escuela que era agropecuaria y pasó a ofrecer la tecnicatura en pesca y acuicultura. Con mucho esfuerzo, logramos la autorización ministerial y el título tiene competencia desde el 2008, año en que se graduó la primera promoción de alumnos con esa especialización”, explicó Pedro De Martino, a cargo de la dirección escolar.
Desde entonces, la escuela viene creciendo en infraestructura, equipamiento y propuestas académicas relacionadas con la investigación y la producción acuícola. “Cada pasito que damos es producto de la creatividad y del trabajo del plantel docente que es muy capaz. Este proyecto es un desafío para nosotros dado que no hay modelos de comparación en el país. Tenemos entendido que existen tecnicaturas de nivel superior pero ninguna escuela media con esta especialidad, por lo menos, en lo que se refiere a aguas continentales (dulces)”, dijo orgulloso el director.
Proyecto ambicioso
La mayoría de las escuelas agrotécnicas se formaron bajo el modelo de “aprender haciendo”. Es decir, la explotación productiva como metodología de enseñanza-aprendizaje. Si bien esta escuela de Alto Verde viró del agro a la acuicultura, el espíritu sigue siendo el mismo: que los chicos aprendan y adquieran experiencia en el hacer.
La propuesta de ofrecer capacitación en acuicultura está ligada con una problemática generalizada en el valle del río Paraná como es la sobreexplotación del recurso pesquero, situación que obliga a la veda de especies en determinadas temporadas. “La idea es enseñar a los alumnos una actividad productiva como es la cría de peces en cautiverio para que sus familias puedan llegar a tener una posibilidad de subsistencia en época de veda”, indicó De Martino.
Un convenio con
Hace poco el frigorífico proveyó a la institución de 1.500 sábados de
“Queremos que nuestros alumnos tengan una simulación laboral en todo el proceso, es decir, que hagan cultivo y cría de peces, pero además aprendan sobre: enfriado, despostado, limpieza y fileteado, para que puedan trabajar en alguna empresa de ser necesario”, sostuvo el director.
Aclaró que la escuela no comercializará ni será proveedora de sábalos, sino que “generará los conocimientos y tecnologías apropiadas para que los pequeños pescadores de la zona puedan tener una alternativa en época de veda. Nosotros buscaríamos la forma más económica de criar sábalos en cautiverio y la trasladaríamos a la gente; esa es nuestra meta”.
Hay otro desafío importante para la escuela. Que los hijos e hijas de familias de pescadores artesanales sientan que la pesca no es sólo una actividad de subsistencia como lo fue para sus padres o abuelos. Que comiencen a valorarla y puedan pensarla como una salida laboral y económica interesante.
Cría de sábalos en cautiverio: una opción
La tecnología de producción de peces en cautiverio está desarrollada a nivel mundial pero la meta de la escuela de Alto Verde es adaptarla a las especies de la región -principalmente al sábalo- con las propiedades del agua y la tierra de la zona.
“Todo esto es nuevo, hay que hacer experiencias y ensayos de prueba-error. Todo pez se puede criar en cautiverio. Hay experiencias con sábalos en Misiones y Corrientes pero tienen características distintas”, señaló el profesor Mario Argüello, jefe del Departamento Técnico de la escuela.
Técnicamente, se trabaja con estanques de distintas características (tierra y hormigón), que son tecnologías apropiadas y de bajo costo. Se está experimentando con unos 1.500 sábalos que donó la empresa Pesquera Santa Fe, de los cuales murieron 300 ejemplares. “La idea es llevarlos de los actuales
Para conseguir que el pez se desarrolle en cautiverio, es fundamental el alimento balanceado, que no es económico. “Si logramos engordar los peces a un costo razonable y un tiempo prudencial, que puede ser un año y medio, estaríamos contribuyendo a la transformación social de la región porque se podría disminuir la presión sobre el recurso natural”, argumentó Argüello.
Fuente: El Litoral