Las inquietudes no son de ahora, aunque se plantean en los últimos meses con mayor insistencia, frente a un escenario de incertidumbre que abre un sinnúmero de interrogantes a futuro.
En efecto, hace un par de semanas reflejábamos en estas páginas la urgencia de los productores y exportadores de fruta de Mendoza por agendar un encuentro con las autoridades económica del Gobierno de Mendoza para plantear la necesidad de medidas de coyuntura y planificar acciones de mediano y largo plazo para la actividad.
«Tenemos muy buen diálogo, y apenas nos lo pidan nos reunimos», decía esta semana el subsecretario de Agricultura Pablo Gómez Riera, al ser consultado sobre la inquietud de los empresarios. De igual modo, desde el sector hortícola (en esto hacen punta productores, empacadores y exportadores de ajo) se viene advirtiendo sobre la necesidad de buscar respuestas estructurales a los problemas del sector.
Está claro que la falta de rentabilidad de buena parte de las actividades regionales de base agrícola ha desembocado en una situación que arroja un manto de dudas sobre las posibilidades de continuidad, al menos de la manera como las conocemos, y con los actores que son protagonistas.
Demanda fluctuante
No obstante este escenario incierto, la evolución interanual que ha tenido el consumo de frutas, verduras y hortalizas en fresco, al menos en el mercado interno, parece mostrar cifras no tan desalentadoras como cabría esperar, según el análisis de quienes siguen de cerca la evolución del negocio, en contacto directo tanto con productores como con consumidores.
El ingeniero agrónomo Eduardo Cereghini, responsable de
Aunque a renglón seguido apunta que «la baja de consumo de frutas y verduras se manifiesta, también, por el crecimiento del consumo de carnes, que al momento de la compra, tiene mejor relación costo-beneficio». Y advierte que es una situación que se manifiesta por igual en todas las plazas del país.
Cereghini explica que en el 2007, las heladas masivas provocaron generaron un punto de inflexión en el consumo de vegetales frescos. «El cliente se asustó con los precios, por falta de oferta y ese costo lo seguimos pagando. El año 2008 fue todo lo contrario – asegura- con sobreoferta de productos, baja en los precios y fuerte crecimiento de la competencia informal».
La calidad en la mira
Para el profesional, «la tendencia es a la diferenciación con el informal, buscando la mejor relación precio-calidad».
Ni más ni menos que lo que plantea el productor lavallino Juan Carlos Acosta, desde su condición de minifundista y cooperativista, cuando denuncia, sin vueltas, la competencia desleal que deben enfrentar frente a la informalidad y remarca que «en un mercado que se mueve por oferta y demanda, hay que apuntar a la calidad»
El problema de la calidad está en el centro de la preocupación. Seguramente será uno de los ejes del Simposio Técnico Frutihortícola, a realizarse en los primeros días de junio , como parte de las XII Jornadas de Actualización y Comercialización Frutihortícolas.
El encuentro, organizado por Fundación ProMendoza y el INTA junto con el Ministerio de Producción, Tecnología e Innovación de
Problema de todos
El ingeniero Alberto Beraja, del Mercado Central de Buenos Aires (qué participará del encuentro de junio) admite que no disponen, en aquel centro de comercialización, de elementos que permitan medir el impacto de la incorporación (o no) de prácticas de aseguramiento de calidad en el resultado económico de la explotación agrícola.
«Es posible que el productor lo pueda experimentar por sí mismo -supone-, ya que cada explotación maneja sus recursos económicos»; aunque apunta que «un buen manejo de calidad implica, en términos generales, mejores y mayores resultados económicos».
La cuestión está en determinar (entre otras cosas) qué habría que hacer -y quienes deberían estar involucrados en acciones que ayudaran a resolver diferencias entre lo que demanda el consumidor y lo que ofrece el productor.
Para Beraja, «los mercados mayoristas junto con la colaboración de los medios de promoción y publicitarios son quienes colaboran en que la brecha de calidad de lo que requiera el consumidor y lo que ofrece el productor sea lo más reducida posible; brindar información es el camino mas seguro para identificar el cambio de tendencias de consumo y responder a ese cambio de la mejor manera».
Cereghini, de Jumbo, recuerda que ellos vienen trabajando «con los productores en capacitación y desarrollo de productos, a través de programas como Cambio Rural del INTA y capacitación a nuestros encargados y al personal del sector, referidos a características de los productos, información nutricional, usos, beneficios y ventajas.
Fuente:LosAndesonline