Una vez más, los planetas se alinean para que Argentina siga estando “condenada al éxito”. Esa frase, que ha sido utilizada para irradiar optimismo en un contexto político extremadamente difícil, también sirve para describir la situación de un país como
Ocurre que destacados especialistas están advirtiendo la posibilidad de que se repitan episodios de escasez de alimentos, como los que ocurrieron en varias partes del mundo en 2008, lo que provocaría una suba en los precios de muchos de los commodities que exporta nuestro país.
Según
De esta manera, se le abre una excelente oportunidad a
El problema es que el contexto político nacional, marcado por el enfrentamiento entre el Gobierno K y las entidades agropecuarias, sumado a la falta de planes estratégicos de desarrollo para la agroindustria, atentan contra la producción agropecuaria de distintos cultivos, como el trigo.
“La zona sur de la provincia de Buenos Aires es esencialmente triguera, pero se vio afectada por la sequía y por la intervención del mercado que obligaba a liquidar la cosecha por el 40% del valor y, a pesar de que no se exportaba, se cobraban igual las retenciones de manera encubierta”, dijo a Hoy el dirigente de Coninagro, Andrés Souto.
Según el ruralista, “el mercado se va a reactivar” a partir del aumento del precio de los alimentos. Pero aclaró que “tiene que haber medidas claras, porque si los productores no reciben el valor pleno que paga el mercado internacional, nadie va a querer invertir, ya que, al no haber un mercado competitivo, la producción no da ganancias”.
En el plano internacional, el economista de
Para Souto, esta situación se debe también a que “los países desarrollados, como Estados Unidos, que tenía superproducción de maíz, han decidido no subsidiar más a los productores agropecuarios porque esos recursos van para la generación de energía y se produce un aumento en los commodities”.
Al retraerse las producciones de los países desarrollados, como la carne de Europa, se favorece a la producción argentina, que “competía en condiciones muy desiguales”, concluyó Souto.
El problema de la hacienda y de la soja
El stock de hacienda nacional se redujo considerablemente debido a la baja rentabilidad por los controles en las exportaciones. Según Souto, de Coninagro, en todo el país se perdieron 9 millones de cabezas en los últimos tres años, mientras que en la provincia de Buenos Aires actualmente hay un 20% menos de stock ganadero y “en dos años se perdieron 3,5 millones de cabezas”, estimó el dirigente agropecuario.
La zona norte de
Un problema de magnitud es la creciente sojización del campo argentino, que va camino a convertirse en una suerte de monocultivo, en caso de que no haya políticas para desarrollar otras producciones agropecuarias.
Concretamente, se estima en 55 millones de toneladas el volumen final de la zafra del último ciclo agrícola, que representa un récord histórico para el país, desde que la soja comenzó a cultivarse en Argentina.
Por otra parte, el cultivo de la soja requiere de la utilización del cuestionado herbicida glifosato, que está calificado como tóxico y dañino para el suelo. Aunque para algunas organizaciones es benigno y está aprobado por el Senasa.
Actualmente, en Argentina se utilizan anualmente entre 180 y 200 millones de litros de glifosato, lo que podría traer serias consecuencias para la tierra a largo plazo. Es por eso que desde
Diario Hoy