En momentos en que los precios del petróleo se empinaban por sobre los US$ 140 el barril en 2008, la popularidad de los biocombustibles -como el etanol, el biodiesel o el biogás-, como una alternativa a los combustibles fósiles crecía día a día. Pero el uso de etanol (fabricado a base de maíz o caña de azúcar) o de biodiesel (a partir de aceite vegetal) generó fuerte controversia en países donde los productos agrícolas son el alimento principal.
Ahora los biocombustibles parecen volver a ser el centro de atención. Según la consultora Clean Edge, la industria de biocombustibles llegó a US$ 44.900 millones el año pasado, y se espera que se incremente a US$ 112.500 millones en una década.
«Los biocombustibles, junto con la energía eólica y solar, vieron un incremento en su uso, con alzas en los ingresos», reportó el organismo en un informe dado a conocer en marzo. El año pasado, el mercado de biocombustibles produjo 23.600 millones de galones de etanol y biodiesel en el mundo.
Y según Alianza Global de Combustibles Renovables, la producción global de biocombustibles crecerá 16% este año.
En este entorno, las petroleras y grandes inversionistas están buscando no quedarse atrás. Nuevos acuerdos
El último anuncio fue realizado en febrero por Royal Dutch Shell. La compañía dio a conocer un joint venture de distribución de etanol y combustible con la azucarera brasileña Cosan, en una operación valorizada en US$ 12.000 millones.
La transacción expande significativamente las operaciones de biocombustibles de la petrolera anglo holandesa y sigue el ejemplo de British Petroleum (BP), que en 2008 se quedó con una participación en un proyecto brasileño de biocombustibles y anunció inversiones por US$ 1.000 millones. Brasil es el mayor productor de etanol del mundo.
«Espero un mayor interés por parte de las compañías de petróleo en el etanol brasileño, tanto en producción como en distribución», dijo a Reuters el director de la consultora Kingsman SA etanol y azúcar con sede en Suiza, Jonathan Kingsman.
Pero Shell no sólo ha buscado oportunidades en Brasil. La petrolera comenzó este mes la producción de biocombustibles con la compañía Virent Energy Systems con un sustituto de gasolina derivado de la caña de azúcar en EE.UU. En tanto, la petrolera ExxonMobil anunció en julio del año pasado que invertirá US$ 600 millones en un programa para desarrollar biocombustibles derivados de algas.