Entidades vinculadas al sector de la ganadería anticiparon una recuperación de la actividad, a partir de una mejora en las variables climáticas y la apertura que propone la gestión del presidente Javier Milei.
En un informe elaborado por la Consultora AZ Group y la Asociación Argentina de Angus, destacaron que tras un 2023 marcado por el daño que causó la sequía en los esquemas pastoriles, la zafra 2024 presentará una merma de 1 a 2 millones de terneros.
Esta mejora climática representa un gran punto de partida, además de la menor oferta de animales livianos que se espera al menos en los dos próximos años. En este sentido, los ganaderos consideran que cada kilo que se gane a campo tendrá un buen valor, sumado al horizonte de previsibilidad se abren oportunidades para inversiones en forrajes y en genética.
Para el analista, 2023 fue un año malo en términos económicos para los ganaderos. Por el mal estado de los campos, se vendieron terneros anticipadamente y a un precio no favorable y esto se puede visualizar cuando se comparan zafras.
De este modo, – tomando como base el precio del ternero entre mayo 22 y 23- el ternero de 160-180 kilos 180kilos registró una suba del 27%, versus una inflación del 114%.
“El criador que tiene su ingreso concentrado en una parte del año (abril-junio) llega a la próxima zafra con el tanque en reserva”, consideró. Un dato a tener en cuenta es que si bien hoy los márgenes instantáneos son muy buenos gracias a la suba del ternero, el escenario que queda por delante es complejo: la elevada inflación restará ingresos a los productores.
Efectos de la sequía
Pero no solo el ternero sufrió este escenario negativo. Uno de los indicadores que causó preocupación el año pasado fue la elevada faena de hembras, que en 2023 aumentó en 550.000 cabezas con respecto al año previo.
Si a este número se suman las condiciones corporales subóptimas de las vacas disponibles para este año, Ponti sostuvoi que en 2025 seguirá la merma en la producción de terneros.
A nivel inversiones, la suma de adversidades climáticas y limitaciones presupuestarias recortaron las inversiones necesarias para destinar fondos tanto a las mejoras forrajeras como en génetica de punta.
En este escenario, la esperanza para los ganaderos viene de la mano de la recuperación del pasto, que permitirá cambiar de una fase de liquidación climática a una de mayor retención.
“La zafra 2024 será gradual en las empresas que tengan espalda económica y pasto; se venderá en la medida que se vaya acabando el forraje o por necesidades económicas/financieras”, señalaron desde AZ Group.
El factor político
El segundo aspecto que cimenta las esperanzas ganaderas es el cambio de Gobierno y las nuevas reglas de juego que proponen para el sector. Este cambio de tendencia comenzó a ser evidente tras el triunfo de Milei en las urnas, con una hacienda de consumo que se disparó y llegó a superar la barrera de los $2.000, algo inédito en la actividad.
Tras este techo y su impacto en los mostradores, las cotizaciones tuvieron un fuerte retroceso, tras el freno que supuso la caída en las ventas de los mostradores de las carnicerías.
“Si bien quedan algunos detalles pendientes, como la eliminación de derechos de exportación, la intención del Ejecutivo actual es de darle rienda suelta a la ganadería”, detalló el informe. De este modo, señalaron que un tipo de cambio competitivo, junto con una política comercial activa, potenciará a toda la cadena de valor cárnica.
“El shock de expectativas positivas para los negocios ganaderos es una de las claves que fortalecerá a los productores de terneros, tanto de cría como de recría”, concluyeron.