Una ingeniera en alimentos brindó detalles sobre qué hacer para mantener el equilibrio ante el “bombardeo” de platos exquisitos.
“Cuando llegan las fiestas encontramos un sinfín de recetas y consejos saludables en Internet, en la TV o en los suplementos; sin embargo, fieles a nuestras costumbres y tradiciones, hacemos lo mismo todos los años: montamos una ‘empresa de catering’ en nuestra cocina, preparamos una gran cantidad de alimentos y caemos rendidos en el atracón de comida como si fuera la última cena, que continúa al día siguiente”, advirtió la ingeniera Claudia Guzmán, titular de la Comisión Nacional de Alimentos.
“¿Qué hacer el día después?” Es la pregunta que todos nos hacemos, porque luego de semejante banquete, el organismo necesita retomar su cotidianeidad.
En este aspecto, la profesional añadió: “Si te propusiste comenzar muy bien el año, el ananá es una maravillosa fruta que ayuda a depurar la sangre de toxinas y limpiar el aparato digestivo después de los excesos”, expresó.
Hay un detalle: el ananá debe ser fresco, porque el de lata no tiene los mismos efectos. “El consejo es comer una rodaja antes de las comidas (livianas) y, de ser posible, consumir sólo ananá tomando su licuado en agua durante toda una jornada”, comentó. Eso también influye en los que se excedieron con las bebidas alcohólicas, ya que ayuda a desintoxicar el organismo.
Alimentos
En el caso de la preparación de los platos para los festejos de Año Nuevo, Guzmán dijo que es preferible que sean sencillos, sin demasiada elaboración o rellenos. Agregó también que “los canapés, arrollados y sandwiches de miga no son seguros con el transcurso de las horas, por eso hay que prepararlos en cantidades moderadas y retirarlos de la heladera en la medida en que se consumen”.
Asimismo, sostuvo que “la mejor opción son las preparaciones que puedan recalentarse al día siguiente, por ejemplo: carnes al horno o parrilla. Además, aunque haya apuro hay que cocinar bien los alimentos. El recalentamiento debe ser parejo y completo (80º C en el centro). Antes de la preparación hay que lavar y desinfectar las manos, recipientes, utensilios y superficies. Es fundamental no mezclar crudos con cocidos y usar recipientes y utensilios diferentes para ambos. También las verduras deben estar cuidadosamente lavadas”, explicó Guzmán.