23.03.16Con el apoyo y la tecnología del INTA, en esta localidad santafesina se implementó la cosecha y almacenamiento domiciliario de agua de lluvia para consumo humano. Así, resolvieron el acceso a este recurso natural vital.
Hace 24 años, la Asamblea General de las Naciones Unidas (ONU) designó al 22 de marzo como el Día Mundial del Agua, a fin de destacar la función esencial de este recurso natural y propiciar mejoras para que la población pueda acceder a este derecho humano y vital. A pesar de su importancia, aún hoy 1 de cada 8 personas en el mundo no tiene acceso.
Este es el caso de la localidad santafesina de Santa Lucía donde la disponibilidad del agua no es un tema sencillo: “En este pueblo no contamos con agua dulce en las vertientes y dependemos del abastecimiento de los camiones de cisterna de la municipalidad que, en épocas de mayor demanda, no da abasto”, detalló Carlos Romero, un vecino del pueblo.
Así es que, como resultado del trabajo interdisciplinario del INTA con las organizaciones locales, se construyeron 66 aljibes domiciliarios, que permiten a las familias la cosecha y almacenamiento de agua de lluvia para consumo humano.
Mario Basán Nickisch, especialista en recursos hídricos del INTA Reconquista –Santa Fe–, destacó el trabajo realizado y explicó que estos sistemas de captación, cosecha y almacenamiento de agua aseguran a la comunidad las cantidades y calidades que necesitan esencialmente para el consumo humano.
“La gestión y organización de los sistemas hídricos del paraje fue comunitaria”, aseguró. En este sentido, detalló que “estos sistemas son familiares, hechos a demanda, en función del número de integrantes de cada grupo” y agregó que, como “son responsables de la operación y mantenimiento de sus aljibes, fueron capacitados para utilizarlos y tratar el agua para que sea segura para consumo humano”.
Para Romero, esta tecnología implementada por el INTA es un adelanto y una innovación para Santa Lucía: “Ahora podemos resolver todos los problemas que nos significaba la falta de agua potable y dulce”, detalló.
Por su parte, Horacio Moschen, integrante de la Fundación para el Desarrollo en Justicia y Paz (Fundapaz), subrayó la colaboración entre el INTA, las organizaciones y la comunidad: “Cada uno aportó sus capacidades y experiencia desde lo social, lo técnico y desde lo político para ejecutar este proyecto”.
Los aljibes fueron construidos por los habitantes, de mampostería, con bases y tapa de hormigón armado y paredes de ladrillo cocido. Están revestidos con cemento e hidrófugo, así como los filtros de arena que se arman sobre sus tapas, para almacenar el agua limpia. “Eso hace que sean estructuras muy sólidas en lo que hace a la resistencia y a la vida útil”, explicó Basán Nickisch.
Cosecharás tu agua
Más del 80 % de las demandas de las comunidades rurales es disponer de agua de calidad y en cantidad. De acuerdo con Francisco Damiano, especialista en manejo agrohidrológico del Instituto de Clima y Agua del INTA Castelar, el trabajo del organismo se basa en la importancia del rol que cumple el agua como modo de vida, costumbres y recreación, eje estratégico de producción, seguridad y salud agroalimentaria y sostenibilidad de los recursos naturales.
El INTA desarrolla y promueve tecnologías de acceso al agua para diversas escalas y realidades productivas, entre las que se destaca la construcción de aljibes. Es que el agua de lluvia es un recurso estratégico para el consumo humano y conservarla en aljibes una alternativa viable.
En este sentido, los especialistas recomiendan designar a una o dos personas como responsables de controlar, operar y mantener en buen funcionamiento el sistema de cosecha, almacenamiento y tratamiento del agua, cuando se trata de sistemas comunitarios, mientras que, para las familias, todos deben saber utilizarlo y mantenerlo.
Entre sus tareas se destacan asegurar el buen estado y limpieza de área de captación o cosecha del agua de lluvia, limpiar el sistema de filtrado, antes y después de cada lluvia, y controlar que los sistemas de bombeo sean seguros y estancos, para que la extracción del agua no sea un elemento que ponga en riesgo la calidad del agua.
Asimismo, la ubicación del cada uno de estos sistemas de agua fue consensuado con las familias y se priorizó que estén alejados de focos potenciales de contaminación, como pozos sépticos o corrales de animales, además de la comodidad para el manejo diario de cada grupo.
Con el sistema de filtrado –que consiste en hacer pasar el agua proveniente del techo por un filtro compuesto por un decantador y un paquete de arena que la filtra– el agua se almacena limpia pero todavía no segura para el consumo. Por eso, es importante prevenir que no existan gérmenes patógenos en el agua almacenada y así se evitan riesgos de enfermedades.
Para ello, los técnicos recomiendan hervir el agua vigorosamente durante de 3 a 5 minutos, luego dejarla enfriar y depositarla en recipientes limpios y no contaminados hasta su consumo. O bien, exponer las botellas plásticas transparentes llenas de agua limpia en lugares durante un día completo de sol, para que los rayos ultravioletas la desinfecte. O utilizar cloro o lavandina con una dosis correcta y dejarla actuar durante media hora, para que el agua se considere segura para su consumo.