Cuba realiza la peor zafra azucarera en producción y eficiencia, según lo explica el propio periódico oficial, Granma. Para que no quede duda del desastre, agrega el artículo que «desde 1905 el país no registraba una campaña azucarera tan pobre».
La situación es realmente seria porque no solo la cosecha de este periodo es extremadamente mala sino que están comprometidos también los resultados del próximo año por haber utilizado cepas que estaban destinadas a la zafra del 2001.
El periódico del Partido Comunista informa que de los 44 centrales azucareros que están moliendo caña, solo 10 han logrado cumplir el plan y en general, en los días finales del mes de mayo, se llevaba un atraso de 230.000 toneladas.
La noticia aparece un día después de que el gobierno de Raúl Castro informara sobre la sustitución del ministro del azúcar, Luis Manuel Ávila, quien habría presentado su renuncia «al reconocer las deficiencias de su trabajo».
Por debajo de las necesidades
El artículo de Granma informa de que la «industria azucarera cubana dispone de suficiente capacidad en 61 centrales para lograr en una campaña-promedio de 110 días, más de tres millones de toneladas. Ese volumen de crudo puede incrementarse según crezca la oferta de caña».
A pesar de eso el plan para este año era lograr 1.300.000 toneladas de azúcar, algo que tampoco fue posible alcanzar debido a que los centrales produjeron a un 60% de su capacidad y con una eficiencia que cayó en picado respecto a zafras anteriores.
La situación pone a Cuba en una posición difícil porque necesitaba toda la producción planeada para poder abastecer a la población, que consume alrededor de 700.000 toneladas, y exportar las otras 400.000 toneladas, comprometidas ya con China.
El periódico acusa del desastre a la dirección de Ministerio del Azúcar afirmando que «se autoengañaron y embarcaron al país», haciendo retroceder los logros en eficiencia alcanzados entre los años 2005 y 2008, por el anterior ministro.
La locomotora de la economía
La zafra cubana fue capaz de producir más de 8 millones de toneladas, contaba con 150 centrales azucareros, era la principal fuente de trabajo y de ingresos del país. Durante muchos años se le consideró la locomotora que arrastraba al resto de la economía. En 1990, con la desaparición de
El entonces presidente Fidel Castro decidió cerrar más de la mitad de las fábricas de azúcar, los campos de caña se utilizaron para sembrar alimentos y decenas de miles de trabajadores excedentes fueron enviados a estudiar para reorientarlos laboralmente.
Algunos años después, el precio internacional del azúcar volvió a ser rentable debido a su demanda para la fabricación de combustibles. Sin embargo, ya la industria cubana estaba semidestruida, decenas de centrales desmantelados y los campos de caña cubiertos de marabú.
De todas formas hubiera sido difícil que Cuba apuntara hacia la fabricación de biocombustibles ya que Fidel Castro es un enemigo acérrimo de ellos porque estima que disparan los precios de los alimentos a nivel internacional, afectando a los más pobres.
Fuente: Fernando RavsbergLa HabanaBBC Mundo