La Presidenta de la Nación, Cristina Fernández de Kirchner, participó en el 126° aniversario de la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR) ayer, cuando se especulaba con algún anuncio sobre una posible modificación en el esquema de los derechos de exportación.
La versión había sido lanzada desde la ganadera de Palermo a fines de julio, por el propio presidente de la SRA, marcando que el objetivo del gobierno era el de dividir la inquebrantable unidad de la Mesa de Enlace.
Parecía un tanto obvio que a menos de una semana de la caída de las facultades delegadas, que atará de manos al Ejecutivo para subir, bajar o segmentar, los derechos de exportación, la presidenta no iba a anunciar una modificación en el esquema.
Ese “problema” pasará a manos de la oposición a partir del martes que viene. En cambio, la jefa de Estado, en una alocución de más de una hora, remarcó el buen momento que atraviesa el agronegocio, y no números precisos detalló la facturación obtenida por la cadena productiva y comercial.
La presidenta explicó y argumentó la aplicación de los derechos de exportación “para todos los sectores” más allá del agro asociándolo con el “modelo” económico adoptado en la era K con los superávit gemelos y desendeudamiento externo, que calculó hoy en un 34% del PBI contra un 146% al asumir Néstor Kirchner en 2003.
“Como ustedes son personas de números les voy a hablar con números” se anticipó la presidenta. Luego a su estilo y con cifras precisas detalló que la facturación por el sector alimentos sin la producción de granos: carnes, hortalizas, lácteos, molinería, “muchos de los sectores que hoy están aquí”, resumió.
La Argentina facturó en ventas por las declaraciones juradas, “uno supone que es todo lo que se vendió, que no hay nada en negro”, dijo Cristina, y algunas risas desde la platea provocó su comentario que arrancó un primer y único aplauso espontáneo de la concurrencia.
“Nos reímos porque sabemos”, señaló. “No tendríamos que reírnos, en los Estados Unidos si dicen estos lo llevan preso y al que se ríe también, porque se presupone que nadie debe evadir impuestos. Pero cuando hacemos estas cosas, se ríen”.
Según la primera mandataria la facturación del sector en 2009, en blanco, totalizó casi 148 mil millones de pesos. Cuánto pagó por impuestos a las ganancias el mismo sector, se preguntó: “2.200 millones de pesos únicamente” respondió la presidenta.
Luego explicó que el mismo sector tributó por derechos de exportación 17 mil millones de pesos. Al desagregarse la facturación total entre mercado interno y externo, Cristina aseguró que la exportación declaró ventas por 77 mil millones de pesos. Sobre esa sola facturación se pagó ganancias por 1.900 millones de pesos.
Pero sobre los 67 mil millones que el mismo sector alimentos facturó al mercado interno solamente se pagaron ganancias por un total 220 millones de pesos. “Esta es la explicación lisa y llana en el problema que tenemos, no en el esquema tributario sino en el pago de la cadena del IVA y Ganancias” en la cadena comercial.
La presidenta generalizó la conducta de evasión a todos los sectores de la economía, pero varias veces volvió al sector de los alimentos para remarcar que era uno de los de mayor informalidad, cuando lo comparó con el sector energético y el financiero.
La facturación en el primero de esos sectores contra el sector alimentos fue de unos 75 mil millones de pesos, con pagos por ganancias de en torno a los 5 mil millones; para los bancos la facturación rondó los 8 mil millones, en tanto que el aporte en concepto de ganancias rondó los 4 mil millones, precisó la presidenta.
“Hay evidentemente una gran evasión”, concluyó Cristina, y remarcó la necesidad de mantener “los derechos de exportación que son altamente redistributivos” y que tienen en la Aduana la única salida. “Por eso se pueden controlar”, admitió.
La presidenta ratificó de este modo que desde el gobierno no se modificarán los derechos de exportación, en los escasos días que quedan de facultades delegadas. Si se mira el vaso medio lleno el “no anuncio sobre segmentación de retenciones” empujará a la unidad de la Mesa de Enlace más que a la división como preveía la SRA. La pelota pasa así al Congreso de la Nación.