Perote, tal es su nombre, aloja un megacriadero de la multinacional Smithfield que procesa al menos un millón de cerdos al año, nacidos para morir tras vivir hacinados en pésimas condiciones sanitarias. Pero se sabe: el problema no es el chancho, sino el que le da de comer. “Es una bomba de tiempo: los virus pasan de animal a animal, pueden pasar a humano, por pura probabilidad aleatoria hay mutaciones que, cuanto más serias, más tienden a predominar. Estamos en problemas, pero de eso en Argentina nadie habla”, dice el reconocido médico sanitarista y sociólogo José Carlos Escudero.
Una presunción en esta hipótesis es que el virus A H1N1 pasó de cerdo a humano entre fines de 2008 e inicios de 2009 y empezó a infectar población local a partir de marzo pasado. Por supuesto, hay otras teorías y un mar de dudas.
Todo habría ocurrido en Perote y su periferia de
Foods Inc., la mayor productora mundial de carne porcina, pasó a faenar un millón de cerdos al año a través de su filial azteca. Es que Estados Unidos le había impuesto enormes multas por 6.900 violaciones por contaminar el agua. Debía buscar mejor ambiente para su actividad.
Una vez desatada la epidemia en México, los medios del país dieron cuenta de las espantosas condiciones sanitarias y de hacinamiento de esos criaderos. Smithfield es “una formidable maquinaria contaminante”, que “cada año genera toneladas de basura que destruyen ríos, matan millones de peces y enferman personas”, concluyó el periodista Luis Hernández Navarro del diario “
“Su proceso de producción ha convertido la cría y engorda de los cerdos en una actividad industrial. Hacinados en jaulas pequeñas y estrechas que impiden su movilidad, alimentados con gallinaza, respirando aire saturado en gases, sin ver la luz del sol, expuestos a todo tipo de enfermedades y hongos, con su sistema inmunológico lastimado, los puercos-industriales verían en cualquier chiquero de una granja familiar un paraíso. En ocasiones se asfixian al pisotearse unos a otros. Un animal enfermo contagia a los demás fácilmente”, describió el periodista mexicano.
Pero el caso es que hay alta sospecha de que el contagio pasó luego de animal a humano. ¿Cómo? Puede que por contacto directo o a través de montañas de excrementos porcinos, depositadas en lagunas de oxidación a cielo abierto en el valle de Perote, que contaminan agua, suelo y aire.
Sobre la multinacional llueven acusaciones por parte de prestigiosas organizaciones no gubernamentales por violación a las leyes de protección ambiental, antimonopólicas y laborales. Smithfield está hoy bajo la lupa de todo tipo de analistas, entre ellos muchos científicos convencidos de que la actual pandemia de gripe porcina surgió de sus hediondos criaderos mexicanos, las llamadas Granjas Carroll.
Entre esos especialistas se incluye sin medias tintas el argentino Escudero, un científico de reconocimiento internacional, ex funcionario de
“El dato es absoluta y rigurosamente cierto”, sentencia. Pero el experto no se queda en la acusación a Smithfield, sino que apunta al mismísimo sistema de producción animal en megacriaderos estilo fábrica.
“Esto está absolutamente validado por la ciencia y hay más ejemplos: en esas condiciones de crianza los animales se pasan entre ellos los virus y los virus se potencian —dice Escudero—, lo mismo pasó con los lugares de engorde de pollos en China y hasta
Aparte de los criaderos intensivos de cerdos y pollos, en Argentina el ejemplo en mayor crecimiento (ver página 4) es el engorde de ganado vacuno encerrado en feedlot, algo a lo que, en proyección, Escudero le teme mucho, pero mucho.
“Se está expandiendo a pasos agigantados en
—¿Y qué chance hay de que los virus pasen a los humanos?
—Aumenta en igual proporción. De hecho, eso ya pasó con otros virus, como en la gripe aviar y la porcina.
—¿
—Mire, he sido funcionario de
Escudero no es sólo pesimista, está asustado: “Realmente tengo miedo de lo que se viene porque esto es una bomba de tiempo: los virus pasan de animal en animal y de animal a humano, por pura probabilidad aleatoria hay mutaciones, que cuanto más serias más tienden a predominar sobre las menos serias. Estamos en problemas y de eso en Argentina nadie habla.
Fuente: La capital.com.ar