Por eso es que si bien
Los alimentos «biológicos», «ecológicos» u «orgánicos» contienen más nutrientes vitamínicos y minerales, y presentan menos riesgos para la salud que los convencionales por su menor contenido de agroquímicos, lo que ha sido ampliamente documentado por organismos como
El alto valor nutritivo de los orgánicos -frutas, hortalizas, lácteos, cereales, carnes, aceites, miel, dulces, azúcar, jugos concentrados, vinos- surge de la forma de producción, basada en procedimientos que respetan la salud del medio ambiente y la humana, ya que aprovechan la riqueza natural del suelo y no utilizan agentes químicos, como fertilizantes o pesticidas, cuyos residuos son dañinos.
Distintas investigaciones coinciden en que la preocupación por la salud es el principal factor que mueve a los «consumidores verdes o éticos». Una encuesta realizada por investigadores de
El estudio, dirigido por la licenciada Elsa Rodríguez, directora del Grupo de Investigación en Economía Agraria de
Quienes más compran alimentos biológicos son las mujeres con alto nivel educativo, preocupadas por la salud familiar, pero también por el bienestar de los animales y las prácticas de producción.
Otro grupo abarca a los consumidores potenciales de productos orgánicos. Preocupados por su salud, se cuidan en las comidas y consumen alimentos frescos y naturales; reconocen el riesgo de consumir alimentos con hormonas, pesticidas y agroquímicos, y no priorizan el sabor, sino el contenido nutricional de sus comidas.
Según el estudio, ambos grupos comparten la preocupación por el costo: el 75% de los encuestados dijo que si fueran más baratos comprarían alimentos orgánicos o incrementarían su consumo.
¿Por qué son más caros?
La cadena de producción, almacenaje, envasado y distribución de la agroecología es más costosa que la convencional: «Requiere más tiempo preparar el suelo, si aparece una plaga no recurre a un agroquímico, respeta los ciclos de la naturaleza, almacena los productos en cámaras frigoríficas que no pueden tener contaminantes y todo está auditado», explicó Gonzalo Roca, presidente de MAPO.
Las normas de control siguen criterios internacionales y están reguladas por el Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (Senasa), pero la certificación está en manos de empresas privadas. Las palabras orgánico, ecológico o biológico están legalmente reservadas a los alimentos que pasan por los controles de alguna de las cuatro certificadoras que actúan en el país. La etiqueta de estas empresas en el envase del producto es la única garantía que el usuario tiene a la hora de corroborar si lo que compra es verdaderamente orgánico.
Aunque este procedimiento es más costoso, tiene un valor agregado: preserva el medio ambiente. «La producción orgánica es una forma de encarar el sistema productivo, que respeta la biodiversidad, no contamina y previene el daño que provocan las deforestaciones», comentó Roca. Los alimentos orgánicos, además de ser más saludables, hacen su aporte a la integridad del medio ambiente, otro factor indiscutible de salud.
Fuente: Lanacion.com