El sistema funciona con alta eficiencia y aporta calidad al producto, además de favorecer la producción en mayor escala y el uso de energía alternativa.
El proceso de secado de almidón de mandioca se realiza habitualmente de manera artesanal y precaria a través de la exposición del almidón húmedo al sol sobre chapas de zinc, lo cual expone al producto a sufrir perjuicios en su calidad por efectos del sol, el polvo y el ambiente. Ante esa situación, hace unos años se inició un proyecto con el objetivo de ayudar a mejorar la producción de almidón de mandioca y a la vez hacerlo a través de energías alternativas.
Para ello, profesionales del Grupo de Energías Renovables (GER) con la colaboración de estudiantes de las carreras de Licenciatura en Física, Ingeniería y de Bioquímica, trabajaron en conjunto con productores de Lomas de Vallejos, en la localidad de General Paz, en la puesta a punto de técnicas para secado solar.
«La intención era obtener un procedimiento rápido, seguro, manejable en forma simple, de bajo costo económico y que permita procesar más cantidad de almidón, y a la vez mejorar el cuidado de la calidad final» recordó la doctora Noemí Sogari, responsable del proyecto, en relación a las motivaciones de la iniciativa.
Finalmente, tras un arduo trabajo y tiempo de planificación y diseño del sistema a utilizar, se terminó la instalación de los secadores que demostraron elevada eficiencia en las pruebas realizadas.
Según la profesional, el sistema permite acelerar los tiempos de secado y garantizan calidad en el producto final, factores de importancia para revertir los bajos rindes de la actividad y potenciar las posibilidades de su comercialización a mayor escala.
El secadero funciona mediante un banco de 8 colectores solares, con contorno metálico que capta el calor del sol y con una chapa oscura en su interior que retiene el calor y luego lo hace llegar por medio de un conducto hasta una cámara en la que está depositado el producto a secar.
Esta cámara cuenta en su interior con carros para poner las bandejas con el almidón, y recibe el calor que al circular al interior hace fluir la humedad hacia el exterior.
«Lo que antes se secaba en tres días ahora se seca en cinco horas» expresó Sogari a
Pero destacó que tan importante como el tiempo ganado en el secado resulta la calidad que se garantiza del producto, según lo certifican pruebas de laboratorio realizadas en el producto final.
Es que la manera tradicional se secado en chapas de zinc con exposición al polvo y otros factores del ambiente, incluso por el exceso de sol, hacía correr el riesgo de que se generen pérdidas en la calidad que luego afectaban la comercialización formal.
Ahora, el almidón está resguardado en una cámara y se evita el contacto con agentes externos, obteniéndose un producto final adecuado a los parámetros de calidad para su comercio a cualquier mercado.
Sogari destacó que el proyecto haya permitido un trabajo activo entre profesionales y productores, así como prácticas de estudiantes que integraron la propuesta.
Expresó que los secaderos fueron instalados en lugares estratégicos que permitan ser usados por varios productores, quienes trabajan en forma coordinada para hacer crecer su producción. El manejo de los equipos son simples y además tienen un costo de mantenimiento bajo, y a los productores se los capacita para el monitoreo de la temperatura y la humedad de la cámara.
La profesional en especial subrayó la iniciativa por ser una forma de promocionar el uso de energía alternativas en actividades económicas productivas.
Destacó asimismo que el Grupo de Energías Renovables de la facultad cuenta con permanente apoyo del decano de la institución, ingeniero Eduardo Del Valle, quien avala la transferencia tecnológica en pos de brindar una solución a un problema que se presenta en el medio, cumplimentándose así con un objetivo de
Fuente