En los últimos años, el té ha ganado adeptos. Si bien pareciera haberse puesto demoda, es una bebida milenaria y es el segundo líquido que más se consume en todo el mundo.
Argentina ocupa el primer lugar de América latina en cuanto a producción. De todos modos, hay 42 países productores de esta infusión: en Asia se destacan China, India, Sri Lanka, Taiwán, Corea y Japón; en África, Kenia y en América, además de en nuestro país, se produce en Bolivia, Chile, Colombia, Brasil y Perú. Si bien se considera al té como una bebida tradicional inglesa, con su famoso “five o’clock tea”, el Reino Unido no es productor de té, aunque sí lo comercializa.
Existen más de 20 mil varietales de tés puros en el mundo, que no están mezclados con ningún otro elemento. El té proviene de la planta Camellia Sinensis y hay cinco tipos: negro, verde, blanco, rojo (pu-erh) y oolong.
El té puede adquirirse en hoja entera, partida o triturada. Los de saquito tienen la hoja triturada por lo que resulta más rápido prepararlo y el agua se colorea inmediatamente.
Las profesiones que están vinculadas con esta bebida son:
Sommelier: el profesional que conoce todo los detalles del té y puede diferenciar los cinco tipos existentes. También conoce los subvarietales y diseña catas.
Tea Designer: es quien crea mezclas a través de un estudio de mercado y suele asesorar a líneas de té que ya están en el mercado.
Experto en protocolo y ceremonial: es aquel que conoce la etiqueta del té. Sabe todo el protocolo que rodea a esta bebida y cómo “hay” que tomarlo.