Con la polémica por el alza de los precios de la carne al mostrador instalada, y luego de que la presidenta Cristina Fernández responsabilizara a los productores de la carrera alcista, desde el sector agropecuario salieron a advertir que si el Gobierno cierra las exportaciones de esos productos, los incrementos de precios serán aún mayores porque directamente no habrá ganadería.
Si bien se focalizaron en repudiar los dichos presidenciales y alertar que la verdadera responsable de la suba de precios y escasez de hacienda es la “nefasta política” que encarnó el secretario de Comercio Interior, Guillermo Moreno, dirigentes rurales dejaron en claro que están en alerta ante la posibilidad de que el Ejecutivo considere un cierre de fronteras cárnicas, como en 2006.
“Esperemos que la solución (del Gobierno) llegue y que no sea el cierre de exportaciones”, planteó el presidente de Federación Agraria (FAA), Eduardo Buzzi, quien insistió en desestimar que los incrementos de más de 50% desde diciembre se deban a la especulación de los ganaderos.
Por su parte, Sociedad Rural (SRA) enfatizó que “la perversa política” del Gobierno “destruyó la actividad ganadera y ahuyentó la inversión”.
La prohibición de exportar es una idea que Moreno blande en sus reuniones semanales con la cadena de la carne. Es más, desde mediados de diciembre, prácticamente no existen autorizaciones de exportación (salvo cuota Hilton) sin que Moreno las analice en detalle. En el campo, temen que el kirchnerismo vuelva a apelar a la estrategia de marzo de 2006, cuando ordenó el cierre total de las fronteras para los cortes vacunos en momentos en que los precios del novillo habían aumentado hasta $ 3 el kilo (hoy vale 80% más).
Pero más allá de lo que haga el Gobierno, productores e industriales frigoríficos coincidieron en que “no debe negar la realidad” y que los precios de la carne seguirán subiendo, “porque no va a haber novillos”.
En ese marco, si bien las principales categorías de hacienda en el Mercado de Liniers terminaron ayer con retracciones en torno a 10 y 20 centavos el kilo vivo, los altos precios parecen haber llegado para quedarse: la ínfima baja se dio con una oferta de animales 5 veces superior a la del lunes, cuando el novillo marcó 35,5% promedio de alza intersemanal.
“Los productores no somos responsables del aumento del precio de la carne, cobran $ 6,5 el kilo (novillo gordo) y hay sectores de la intermediación que se quedan con verdaderas fortunas”, denunció Buzzi.
Desde la entidad que dirige Hugo Biolcati, en tanto, resaltaron: “Desde diciembre escuchamos a los carniceros quejarse porque la carne en gancho sube y deben trasladarlo al consumidor. Pero en realidad, se les están achicando los márgenes, que superan desde hace varios años los normales de 18% a 20%, y lo que buscan es una mayor intervención del Gobierno en el mercado del ganado en pie y trabas a la exportación”.
A su turno, el jefe de la Cámara de la Industria de la Carne , Miguel Schiariti, dijo que para el futuro cercano “hay perspectiva de una menor producción”, con lo cual los valores de la hacienda y al mostrador seguirán en alza”. “La demanda va a caer porque el precio va a subir”, anticipó desde la entidad que hace dos años viene advirtiendo que la liquidación de vacas (por encima del 50% del stock faenado) debía tomarse seriamente.