El Gobierno envió ayer a dos funcionarios a China para intentar destrabar el conflicto suscitado hace casi dos meses cuando el gigante asiático anunció restricciones al aceite de soja local por no cumplir un estandar sanitario.
La nueva ronda de negociación será llevada adelante por el secretario de Industria, Eduardo Bianchi, y el secretario de Comercio y Relaciones Económicas Internacionales de Cancillería, Alfredo Charadía, en momentos en que el país asiático adelantó la posibilidad de paralizar sus compras de soja sin procesar a partir del mes próximo, ante un exceso en sus stocks, tras las fuertes importaciones del poroto desde que se trabaron los embarques argentinos de aceite de la oleaginosa.
Ambos funcionarios intentarán la semana próxima encontrar una salida favorable al país durante encuentros que mantendrán con autoridades diplomáticas y sanitarias del gigante asiático. La misión argentina llegará a China al cumplirse dos meses desde que se anunció que el gobierno chino le sugería a sus importadores no comprar el derivado de la soja en el mercado local.
Si bien desde ese anuncio no buques de aceite que hayan sido trabados al ingresar a China, en las industrias y operadores del sector agroexportador sintieron el impacto y comenzaron a buscar nuevos destinos para el aceite en medio de la cosecha récord de soja, de casi 55 millones de toneladas. En ese contexto, India apareció como el principal destino para el aceite de soja local.
La disputa por el aceite de soja con China fue una de las primeras del año en vincularse a represalias de socios comerciales por el proteccionismo local. Si bien desde el gigante asiático no hubo comunicación oficial de que las trabas al aceite local eran en respuesta a los bloqueos argentinos a los productores chinos, extraoficialmente se habló de esa vinculación.
En abril, el primer mes del freno para el subproducto de la soja, las compras chinas de poroto sin procesar se multiplicaron tanto en la Argentina, como en Brasil y Estados Unidos, logrando impulsar los precios por encima de u$s 350 la tonelada (antes del coletazo de la crisis europea) aún con la perspectiva de la supercosecha sudamericana.
Muchos analistas vieron entonces en las trabas una estrategia china para deprimir los valores internacionales del aceite de soja y a la vez mejorar los valores internos del poroto e incentivar el crushing en las plantas instaladas en su territorio. Esa teoría fue esgrimida también desde oficinas oficiales argentinas.
Ahora, en momentos en que viajan los funcionarios argentinos y tras las grandes compras de soja sin procesar de los últimos 60 días, el Centro Nacional de información de Granos y Aceites chino informó que el país tendrá en las próximas semanas “un exceso de suministro”, por lo que las importaciones de poroto en junio totalizarían 5,5 millones de toneladas, un récord mensual.
Por eso, consideró que China saldrá a comprar poco para los embarques posteriores a julio, y esa situación se mantendrá mientras las reservas se mantengan en niveles altos. Esa decisión impactará de manera negativa en los valores internacionales del poroto.
A pesar de ese temor, los futuros de la soja en Chicago ignoraron ayer la advertencia china. Tras jornadas de bajas que ubicaron a la soja en el peor valor desde mediados de marzo, el contrato a julio repuntó 1,5% y terminó apenas unos centavos por debajo de u$s 350 la tonelada.