El perfil de las emisiones de gas de efecto invernadero en Brasil cambió. En 2011, energía y agricultura respondieron por cerca de 56% del total de las emisiones en el país, tradicionalmente dominadas por el área de deforestación.
El dato revela una buena y una mala noticia. La buena es que retrata el esfuerzo que hizo Brasil para contener la deforestación y muestra que esa política funcionó. El martes pasado, el gobierno celebró haber alcanzado el índice más bajo de deforestación de los últimos 24 años al divulgar los datos que fueron de agosto de
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«Estamos pasando por una completa transformación de la emisión de estos gases en Brasil»”, dijo el ingeniero forestal Tasso Rezende de Azevedo, autor del estudio “Estimativas de Emisiones de Gases de Efecto de efecto invernadero en Brasil 1990-
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Partimos de la reducción de la deforestación, que siempre fue el buque insignia de las emisiones brasileñas, y vemos que, en 2012, son más bajas que las de (las áreas) de energía y agricultura”, dijo Rezende de Azevedo, uno de los más importantes consultores del gobierno en este tema.
El estudio representa una proyección de las emisiones brasileñas entre 1990 y 2011. Buscó trabajar con todos los gases de efecto invernadero registrados por Brasil, enfocándose en el gas carbónico (CO2), el metano (NH4) y N2, responsables por la casi totalidad del problema. Las emisiones de energía incluyen el consumo de todos los combustibles fósiles, lo que comprende a sectores enteros como el de transportes.
El informe contó con la participación de otros especialistas brasileños y utilizó como base el Inventario Brasileño de Emisiones de Gases de Efecto Estufa de Brasil y datos públicos disponibles en internet.
Según el autor, uno de los objetivos es “ofrecer subsidios para el debate sobre la trayectoria de emisiones brasileñas y los avances en relación a la meta de reducción de emisiones”.
El estudio constituye una fotografía de las emisiones del país en los últimos años y las dificultades de cara al futuro. Las emisiones mundiales de gases-estufa crecieron 36% entre 1990 y 2011 mientras las brasileñas subieron solamente 14%. Hay otro dato significativo: las emisiones brasileñas cayeron 35% en total entre 2005 y 2011 mientras las globales aumentaron 9%.
Pero los números tienen un problema. “Si separamos las emisiones provocadas por la deforestación veremos que cayeron un 64% en el período, pero las otras crecieron un 18%”, dijo Rezende de Azevedo. “Eso muestra la contribución fundamental de la deforestación en el total de las emisiones de Brasil, pero enmascara una realidad, que es el crecimiento de otros sectores a un ritmo más acelerado que el ritmo global”. La tendencia de expansión brasileña duplica a la del mundo.
Brasil tiene que festejar porque, de seguir en el mismo camino, cumplirá la meta de reducción de emisiones que se propuso. Cortar al menos 36,1% las emisiones en 2020 en comparación con la proyección que tendría el país si no buscara contener la deforestación o diseñar políticas y planes sectoriales de bajo carbono para todas las otras actividades. «Vamos a cumplir las metas, pero con las emisiones apuntando hacia arriba», destacó el consultor.
Este es un dato importante para la nueva etapa de negociación internacional. En 2015 el mundo estará dentro de un gran acuerdo de reducción de gases estufa. Según Rezende de Azevedo, el país hizo un gran esfuerzo para cortar «la grasa de la deforestación. Pero, de ahora en adelante, no lo tendremos más». Por eso, concluye que los planes apuntados a diversos sectores son tan importantes en Brasil
Fuente:Cronista.com