La actividad representa 40 por ciento de la producción agropecuaria mundial y asegura la subsistencia de 1.000 millones de personas.
Además, el hecho de constituir una fuente de alimentos la protege de los argumentos que sostienen que genera demasiados gases de efecto invernadero, responsables del recalentamiento de
«No hay comprobación científica», sostiene Antenor Nogueira, presidente del Foro de Ganadería de Corte (Carne), de
Sólo en Brasil, el ganado vacuno es responsable de la mitad de los gases contaminantes, según un estudio realizado por investigadores de universidades e institutos estatales y la organización ambientalista Amigos de
Una proporción importante de los gases invernadero liberados a la atmósfera son emisiones indirectas, causadas por la deforestación atribuida a la expansión de la ganadería en
Los pronósticos indican que la producción de carne puede duplicarse para 2050, de mantenerse la tendencia actual. La presión sobre los recursos naturales sería insoportable.
La ganadería ocupa en la actualidad 80 por ciento de la tierras cultivables del mundo, incluidas las áreas ocupadas directamente y las dedicadas a la producción de forraje, según
«No tiene sentido» gravar la ganadería brasileña, las emisiones de gases invernadero son «cinco veces mayores en el hemisferio norte», que importa granos para alimentar a su ganado por no tener el sol tropical que favorece la fotosíntesis, dijo Nogueira a IPS.
«¿Queman
Pero los autores del estudio señalaron que tres cuartas partes del área deforestada en
Es posible «reducir en tres cuartos la huella de carbono» de esa actividad si se disminuyen los gases contaminantes de
Por eso y por otros procesos que pueden mejorar la eficiencia de la ganadería y hacerla menos contaminante, Smeraldi no es tan radical como otros colegas.
Hay ambientalistas que consideran que la actividad pecuaria no es sustentable porque consume demasiada tierra y agua y se necesitan ocho, o más, kilogramos de alimentos para obtener uno de carne.
Se puede adoptar un conjunto de acciones que incluyen innovaciones tecnológicas, «cadenas de producción integradas y circulares» que permiten aprovechar los desechos, combinar la cría de ganado vacuno con ovino y caprino, con la avicultura y la acuicultura, y mejorar así su sustentabilidad, explicó Smeraldi.
Un impuesto «igual para todos no sería eficiente» para combatir el recalentamiento global, es necesario diferenciar a los productores que «generan más daños», que emiten más gases invernadero y usan excesivos recursos naturales, y estimular a los más eficientes, añadió.
La ganadería no es sustentable porque no hace un uso eficiente de la energía en un mundo donde disminuye la disponibilidad de tierras y de otros recursos naturales, según João Meirelles, director del no gubernamental Instituto Peabiru y autor de un libro sobre
El especialista considera «positiva» la creación de un impuesto a la carne, porque hay que gravar «todo lo que no sea eficiente», pero en Brasil bastaría con usar de forma efectiva el Impuesto Territorial Rural existente para que la cría de ganado vacuno asuma el costo de las vastas extensiones territoriales que demanda.
El ganado avanza sobre los bosques amazónicos porque «es más barato» que ocupar otras áreas y porque goza de muchos incentivos, como créditos subsidiados. Además, las actividades ilegales reducen los costos ya mínimos. «Ni siquiera sabemos cuántos bueyes hay en
El Grupo Intergubernamental de Expertos sobre Cambio Climático (IPCC, por sus siglas en inglés) «se desmoralizó por la manipulación de datos», como ocurrió con el deshielo del Himalaya, y
Negar el cambio climático fue la única defensa del sector petrolero, pero no le sirve a la ganadería. La batalla ahora es mitigar su responsabilidad en el recalentamiento global, mencionada en muchos informes y confirmada por el presidente del IPCC, Rajendra Pachauri, que llamó a consumir menos carne como forma de reducir las emisiones de gases invernaderos.
Los ganaderos brasileños arguyen que en Brasil el impacto climático es menor porque la cría en pastizales, predominante en este país, casi no genera gases invernadero y puede, cuando la actividad está bien gestionada, hasta beneficiar al clima.
Brasil es el mayor exportador mundial de carne y tiende a afianzar su posición de privilegio.
Hay estudios como el de la estatal Empresa Brasileña de Investigación Agropecuaria, que comprobaron que ciertas especies de pastizales absorben más dióxido de carbono que el que emite el ganado, aseguró Guedes, ganadero y veterinario.
Además, la ganadería brasileña disminuyó sus emisiones en 29 por ciento entre 1998 y 2007, redujo a la mitad o 2,5 años el plazo en que un animal va al matadero y aumentó la productividad de
Fuente: Por Mario Osava