Esto es lo que señala un estudio reciente realizado por científicos del Lawrence Berkeley National Laboratory y del Oak Ridge National Laboratory de Estados Unidos, a partir del cual los especialistas han presentado estrategias destinadas a aumentar los procesos que las plantas utilizan para captar el dióxido de carbono y para fijarlo en sus raíces, tronco y hojas en forma de carbono.
La idea de los investigadores es alterar genéticamente las plantas y los árboles, de tal manera que éstos envíen más carbono de lo normal a sus raíces. En ellas, grandes cantidades de este gas tóxico sería convertido en carbono orgánico, quedando así fuera de circulación.
Esta estrategia, en combinación con otras, como alterar genéticamente a las plantas para que éstas puedan soportar las tensiones de los hábitats actuales y mejorar así su rendimiento bioenergético y su capacidad productiva, reduciría sustancialmente la cantidad de carbono que la vegetación captura del aire de manera natural, afirman los científicos.
Fuente: Tendencias 21