Brian Ginés y Walter Martínez, estudiantes del primer año del Bachillerato Científico del Colegio Iberoamericano, eligieron un residuo poco conocido de la caña de azúcar, como objeto de estudio. Se trata del bagazo.
«Procedimos a investigar el bagazo, un residuo fibroso que resulta del procesamiento de la caña de azúcar y que constituye más del 30% de su producción total», explica Brian Ginés. El objetivo de la investigación era obtener un material aglomerado con miras al desarrollo de un producto que reemplace a la madera. Esta ambición parecía congruente, puesto que a nivel nacional la producción anual de caña de azúcar llega a los cinco millones de toneladas, según el informe del 2005 en el que los chicos basaron sus primeras hipótesis.
Es decir, «que el 30% de esta producción equivaldría a cerca de un millón de toneladas que están libres, que no tienen un uso más que un poder calorífico dentro de los que son los azucareros. Por esa razón, elegimos investigar este producto», explica Brian. Con el asesoramiento de sus profesores, los estudiantes procedieron a la disgregación de las fibras del bagazo. La fórmula dejada en maceración caliente fue de 59% bagazo, 39% de agua y 2% de hidróxido sódico.
La masa resultante fue aglutinada con un pegamento elaborado a partir de la fécula de mandioca mezclada con hidróxido sódico, cloruro sódico, ácido bórico y agua como plastificante. ¿El resultado? Un aglomerado con características semejantes a la madera.
Para verificar la viabilidad de su uso, los chicos realizaron un análisis en el Instituto Nacional de Tecnología y Normalización (INTN). «Pudimos configurar aspectos en cuanto a la aplicabilidad tanto en la realización de productos como mesas, sillas, cielorrasos y hasta casas prefabricadas. Es decir, es un producto que tiene un amplio espectro social y económico, ya que estamos utilizando un material que es considerado un desecho», aseguró Brian.
Los jóvenes viajaron esta semana a Uruguay para recibir la distinción obtenida con la investigación: el primer puesto en la categoría Iniciación Científica, del concurso Mercosur de Ciencia y Tecnología, organizado por las Naciones Unidas a través de
De entre estudiantes de diez países, el proyecto al que los chicos denominaron Madebag, fue seleccionado como el mejor. El premio consistió en 500 ejemplares de la publicación del trabajo, 2.000 dólares y pasajes para recibir el reconocimiento que este dúo tenía merecido.
Fuente: ultima hora.com