Estos intermediarios, según el informe, originan especialmente en la esfera de la comercialización diferentes distorsiones que afectan la participación de algunos actores (principalmente pequeños y medianos productores) en la distribución de la renta generada por la actividad. El estudio avanza en la determinación de la propiedad de los fundos cañeros, en función de las escalas de las explotaciones. Establece que entre los productores de 0,1 a cinco hectáreas la comercialización se efectúa por medio de terceros. “Acá se suscita un problema importante, pues aparecen los compradores de caña que luego, frente a los ingenios hacen contrato de maquila”, dice el Ministerio.
En el grupo de cañeros que poseen entre 5,1 a 10 hectáreas de caña, las superficies “no permiten amortizar equipamiento adecuado (por supuesto que tampoco tienen capacidad de compra de ese equipamiento), lo que determina que haya menores rendimientos, la necesidad de quemar la caña y una mala comercialización del azúcar, pasando por manos de intermediarios que aprovechan la incapacidad de estos productores para relacionarse con el mercado”, añade el informe.
Los dueños de cañaverales de entre 10,1 y 50 hectáreas generalmente no acceden al servicio de cosecha integral y utilizan la cosecha semi mecanizada, con quema de la caña. En este caso -dice el estudio-, la comercialización del azúcar es deficiente, principalmente porque caen en manos de intermediarios que aprovechan la incapacidad de estos productores para relacionarse con el mercado. “Otro problema importante para este grupo está en la informalidad impositiva”, agrega.
El grupo de quienes poseen entre 50,1 y 100 hectáreas con caña “continúa siendo dependiente de los intermediarios”, señala el diagnóstico. “Dado que es un tipo de productor que invierte en tecnología e insumos, se encuentra en situación vulnerable, siempre en una situación límite, en la cual mínimas variaciones en el precio del producto, lo pueden dejar al borde del quebranto. Por otro lado, no disponen de un fácil acceso al crédito, aunque teóricamente tienen capacidad de endeudamiento”, remarcan. Luego están los propietarios de campos de 100,1 a 500 hectáreas. “En la comercialización, este grupo tiene la suficiente capacidad y poder de negociación como para consolidar sus propios mecanismos de venta. En general disponen de un fácil acceso al crédito de la banca formal. Aunque este Grupo no presenta problemáticas críticas, podría mejorar su situación frente a la industria, negociando su posicionamiento en los procesos agroindustriales de fabricación de etanol y generación de energía”, subraya el informe.
Finalmente, están los que poseen más de 500 hectáreas con caña. Estos tienen acceso al crédito y tratan en forma directa con la industria y con los grandes comerciantes. Los problemas fiscales de este grupo posiblemente se encuentren en la forma que contratan al personal y en la comercialización. Utilizan cosechadoras integrales y disponen de un parque de maquinaria completo y moderno. Son productores grandes, con una agricultura empresarial casi siempre diversificada (soja, citrus y cereales).
La gaceta.com