En el 2006, el país , también el primer exportador de aceite de soja -insumo utilizado para la elaboración del derivado-, aprobó una ley de biocombustibles que obliga la mezcla de un 5 por ciento de combustibles verdes en los derivados del petróleo.
La norma tendría que haber entrado en vigencia el 1 de enero, pero ésta recién comenzará a cumplirse en las próximas semanas, luego de que el Gobierno aprobó el ingreso -hasta enero vedado- de las grandes empresas del sector en el plan de provisión interna de biodiésel.
«La demora fue producto de la necesidad de adecuar el programa (de biocombustibles) a las posibilidades que ofrecía el mercado interno, (…) superando la barrera que generaba
La disposición buscaba beneficiar a pequeñas y medianas empresas, otorgándoles preferencias en la provisión de las cerca de 860.000 toneladas de biodiésel necesarias para la mezcla de combustibles.
No obstante, los pequeños procesadores están lejos de poder abastecer la demanda, por lo que a inicios de febrero el Gobierno incluyó a procesadoras gigantes como Vicentín, Glencore y Louis Dreyfus en las cuotas repartidas para proveer a las plantas de mezcla por un año.
Otros detalles como la definición del precio al que se proveerá el biocombustible y la adecuación de las plantas de mezcla también atrasaron la puesta en marcha de la ley, dijo Gabriel Obrador, vicepresidente de
«Esto ya está en camino, ya no va a ser demorado más. En abril (la mezcla) comenzará a verse en los surtidores en todos lados», dijo Carlos St. James, presidente de
En el 2009, Argentina produjo alrededor de 1,2 millones de toneladas de biodiésel, mientras que en el 2010 en el país se elaborarían entre 1,6 y 2,2 millones de toneladas del producto.