No lo hace para alargar indefinidamente su vida, sino para que esa fruta legendaria ayude a salir adelante a su negocio de peras. Resulta que este hombre, de 45 años, ha cultivado miles de peras con forma de bebé en su huerto a lo largo de este año, y espera encontrar el camino de hacer una fortuna con estas frutas que se ha dedicado a imaginar a lo largo de su vida.
La idea llegó a su mente cuando, hace seis años, vio gelatina de diversas formas en un supermercado local. Trató de adaptar los moldes a sus peras, pero no lo consiguió. Fascinado por la idea de revolucionar el mercado de la fruta fresca, el granjero decidió continuar con su objetivo. Consultó a expertos en agricultura y construyó sus propios moldes artesanales.
En su pueblo le miraron con escepticismo, creían que estaba loco por llevar adelante esta idea, le decían que era imposible conseguir esas frutas con forma de bebé y que estaba gastando su tiempo y dinero en un proyecto imposible. Pero el granjero no escuchó a nadie y siguió adelante.
Finalmente, un molde individual de fibra de vidrio reforzado con plástico aplicado a las peras que estaban creciendo durante seis meses consiguió los deseados resultados. La noticia fue pronto recogida por los medios de comunicación locales, y el perseverante granjero vio cómo su huerto se llenaba de visitantes, compradores y prensa.
Aunque su fruta es cara (7 dólares y medio por pera), ha vendido casi toda su cosecha y tiene ya encargos de entre 70.000 y 80.000 piezas para la próxima temporada. Animado por este éxito, el granjero ha decidido introducir otras formas en la fruta y abrir su mercancía a los mercados internacionales.
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