Uno de los aspectos más importantes en la producción de plantas medicinales es alcanzar altos rendimientos de material vegetal y elevados contenidos de principios activos, lo que depende tanto de factores internos de la planta, como del complejo ambiental donde ellas crecen, esencialmente el clima.
La luz, la temperatura y las precipitaciones fundamentalmente tienen un efecto marcado sobre la síntesis de los principios activos.
La luz está estrechamente relacionada con la temperatura, varía con la estación del año y la hora del día. Favorece el crecimiento de los tejidos jóvenes, etapa en la cual ocurre la acumulación de los principios activos. Así mismo, en plantaciones a la sombra, los porcentajes del alcaloide disminuyen significativamente en comparación con aquellas que están expuestas al sol.
Con relación a las precipitaciones, después de varios días de lluvia los porcentajes de principios activos disminuyen, debido a que una inicial falta de agua provoca que las hojas excreten alcaloides (además de sales minerales) a través de la epidermis, los cuales posteriormente son removidos de las hojas por la lluvia. Este fenómeno explicaría el bajo contenido de alcaloides en ellas en días lluviosos con posterioridad a una sequía.
En las especies productoras de aceite esencial, las respuestas son muy variadas: las altas temperaturas de manera general aumentan su volatilización, pero además pueden ocurrir variaciones tanto en los porcentajes del aceite como en sus componentes.
Finalmente se puede argumentar que los elementos del clima resultan básicos en la producción de plantas medicinales. Su rendimiento está influenciado por el manejo del cultivo (adaptación, técnicas y métodos culturales) y el medio, fundamentalmente el clima donde el mismo se desarrolla.
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