El ministro indonesio de Bosques, Zulkifli Hasan, hizo el anuncio luego que la organización ecologista Greenpeace, entre otras, denunciaran que la extracción de hulla realizada por esa compañía en la zona tiene lugar más allá del límite establecido.
De acuerdo con la ley, se puede trabajar en áreas de turbera, bosque húmedo con suelo de carbón vegetal, siempre que la capa no supere los tres metros de profundidad.
El 43 por ciento de Kampar, región boscosa de 700 mil hectáreas, ha sido talado o degradado desde 2002 y ya el gobierno indonesio concedió la explotación del resto a papeleras, madereras y plantaciones de aceite de palma.
En las últimas semanas, las autoridades locales expulsaron a dos periodistas y 15 ecologistas por informar y participar en protestas contra las madereras que destruyen dichas selvas.
La penísula de Kampar, que tiene especial importancia por su biodiversidad, es considerada por grupos ecologistas el epicentro de la deforestación en Indonesia y sus suelos contienen una gran cantidad de dióxido de carbono, uno de los principales gases causantes del cambio climático.