La empresa no consiguió el certificado FSC, un sello internacional que garantiza que los procedimientos de una compañía forestal se ajustan a estándares de conservación del medioambiente y de respeto a las comunidades en las que están insertas.
Luego de diez años de intentar, la firma de capitales chilenos finalmente desistió de certificar la norma ante la gran cantidad de objeciones planteadas por un amplio abanico de sectores en las dos oportunidades en que se realizaron audiencias públicas, requisito necesario para obtener el sello.
La información fue confirmada por la organización que venía llevando adelante el proceso, Rain Forest Alliance, cuyos directivos informaron que Alto Paraná había interrumpido voluntariamente el proceso cuando todavía quedaban pendientes de resolución no conformidades, es decir fallas fundamentales sobre los criterios establecidos por FSC, detectadas en el trabajo de campo desarrollado por la organización.
Miriam Samudio de la organización Productores Independientes de Puerto Piray (PIP), dijo “se escuchó a las familias que denunciamos los atropellos a la naturaleza, la contaminación, los problemas de salud y la falta de trabajo que genera la presencia de esta gran compañía multinacional en nuestra zona”. Valoró que los inspectores de la certificadora encargada de llevar adelante el proceso, hayan recorrido las zonas perjudicadas por la empresa y escuchado a los afectados.
En marzo del año pasado, se realizaron las audiencias públicas requeridas como parte del proceso de certificación, en la oportunidad la forestal chilena recibió durísimos cuestionamientos tanto por organizaciones de campesinos, como por empresarios del rubro, profesionales y hasta intendentes.
Productores de Puerto Piray, donde la compañía tiene buena parte de sus forestaciones, se quejaron por el daño que provoca a la salud y al medioambiente el excesivo uso de agroquímicos por parte de Alto Paraná y por la imposibilidad de disponer de tierras de cultivo ya que casi todas son propiedad de la mencionada empresa. “Acá no hay más viejos, nos morimos todos apenas pasamos los 60 años y siempre es por problemas respiratorios o de cáncer y las causas son los agrotóxicos que aplica Alto Paraná y el polvillo amarillo que sueltan los pinos”, rezaba uno de los testimonios presentados por campesinos del PIP.
En tanto que empresarios y profesionales ligados al sector forestal en la zona Norte coincidieron en considerar muy bajos los precios que paga Alto Paraná a sus proveedores locales por chips, raleo y despunte, materiales utilizados en las plantas de la chilena para elaborar pasta celulósica y tableros de fibra tipo MDF. Varios de ellos aseguraron que la empresa paga en mejores condiciones a proveedores correntinos y argumentaron que lo hace para generar sobreoferta en Misiones y “planchar” los precios.
El propio intendente de Puerto Libertad, otra de las comunidades en las que tiene fuerte presencia la multinacional, Alfredo Gruber señaló en oportunidad de la audiencia pública realizada en esa localidad que “Alto Paraná no hace nada en la parte social. Uno siente que la gente está molesta. A nosotros nos tocó atender a los que APSA dejó sin trabajo en los últimos años, la mayoría era gente que trabajaba en contratistas con las que la empresa dejó de operar. Pagan sus impuestos pero no se comportan como una empresa líder”.